Aprobado definitivamente en marzo pasado por la Cámara Europea y ratificado a finales de mayo por los Veintisiete, el reglamento ya es formalmente aplicable.
Y será obligatorio para todos: "Las normas promoverán el desarrollo de una IA en la que los europeos puedan confiar".
"Y brindará apoyo a las pymes y a las nuevas empresas europeas para llevar al mercado soluciones de Inteligencia Artificial de vanguardia", subrayó la presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen.
El objetivo principal de la Ley es reducir los riesgos sociales asociados al uso de la Inteligencia Artificial.
El reglamento establece una serie de obligaciones para los proveedores y desarrolladores de sistemas de IA en función de los diferentes niveles de riesgo identificados.
Cuando este riesgo es inaceptable, se activan prohibiciones: es el caso, por ejemplo, de las técnicas de manipulación, las prácticas policiales predictivas y el reconocimiento de emociones, prohibidos por las medidas de la UE en el lugar de trabajo y en las escuelas.
Y, de nuevo, ése es el caso del reconocimiento facial, cuyo uso sólo está permitido a las fuerzas del orden y sujeto a condiciones estrictas y sólo en casos específicos.
Los usos permitidos incluyen, por ejemplo, la búsqueda de una persona desaparecida o la prevención de un ataque terrorista.
Durante el complejo proceso para su aprobación, el conjunto de normas de la UE cambió varias veces.
Uno de los últimos cambios involucró la IA generativa.
En el caso de los chatbots y sistemas que interactúan con personas, estas últimas deben saber que se están relacionando con una máquina.
Las imágenes, el texto y otros resultados de una IA generativa deben marcarse en un formato legible por máquina y detectables como artificiales, del mismo modo que se debe indicar que las falsificaciones profundas fueron creadas por una IA.
El que entró en vigor el primero de agosto no es sólo un reglamento "defensivo": promueve el desarrollo de la IA, guiñando un ojo a las empresas emergentes.
Los países de la UE tendrán que establecer y hacer accesibles a nivel nacional espacios de experimentación regulatoria y mecanismos de prueba en condiciones reales (los llamados sandboxes), para que las pymes y las empresas emergentes puedan desarrollar sistemas innovadores de IA y capacitarlos antes de comercializarlos en el mercado.
Implementar la AI Act no será fácil y, en su conjunto, sólo será aplicable en poco menos de dos años.
Pero algunas de sus reglas requieren implementación en los próximos meses.
En septiembre se formalizará, en el Parlamento de la UE, un grupo de seguimiento ad hoc, que estará presidido por el relator de la AI ACT, Brando Benifei.
"Junto con mis compañeros eurodiputados que negociaron esta ley conmigo, hemos iniciado conversaciones informales con la Comisión para empezar este proceso, que verá la plena fuerza de las prohibiciones de uso en casos identificados como demasiado riesgosos dentro de seis meses", explicó el eurodiputado del PD.
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