Es lo que se desprende del informe "Crisis en la costa 2024", elaborado por Greenpeace, según el cual las playas de las provincias andaluzas de Huelva, Málaga, Almería, y sobre todo las de Cádiz, se verán significativamente erosionadas, con muchas playas en riesgo de desaparecer en los próximos 10 años.
Si continua el ritmo de aumento del nivel del mar -que se prevé será de al menos 45 centimetros en 2090- y de contaminación, de acuerdo con el consenso científico establecido en el 6to. informe de de Evaluación del riesgo del Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático de la ONU (IPCC 2021) muchas de las principales playas andaluzas se verán gravemente erosionadas en los próximos seis años.
"La NASA estimó que el Golfo de Cádiz será uno de los tramos costerios más azotados por el aumento del nivel del mar", explica la documentación, que indica, además, entre "las áreas más frágiles y delicadas, el litoral de Donana" -con el encalve del Parque Nacional con su ecosistema único- "que ya se redujo 80 metros y donde la erosión se acelera a causa del cambio climático".
Pero también el turismo, el principal motor económico de la región, destinado a ser víctima de su propio modelo de desarrollo intensivo. "Una de las principales causas de la desaparición de las playas es el turismo, por el cual la costa continúa sufriendo la amenaza del viejo modelo basado en hoteles, campos de golf y urbanizaciones turísticas", asegura el reporte de Greenpeace.
Y denuncia las decenas de proyectos urbanisticos a los que dio luz verde la Junta de Andalucía en los últimos años y que contribuyeron al deterioro ambiental. Entre estos, un restaurante sobre la playa del Faro de Trafalgar, "una de las pocas zonas vírgenes que aún quedaban indemnes de la explotación turistica", y 4 mega proyectos turísticos sobre la Costa del Sol, en la provincia de Málaga, de próxima apertua.
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