La meta está en el horizonte, pero las idas y venidas no han terminado y la presidenta designada de la Comisión no quiso dejar nada al azar, llegando incluso a reunirse con algunos eurodiputados para garantizar un "bis".
La verdadera noticia de las últimas horas es la ayuda de los Verdes.
Los 53 eurodiputados ecologistas, de hecho, están dispuestos a votar a favor, pero piden un documento escrito que certifique su entrada en la mayoría con el Partido Popular Europeo (PPE), los Socialistas y Renovar Europa (Renew).
También están dispuestos a votar por Von der Leyen antes de firmar el documento, pero también quieren garantías de que la alianza no se extenderá al Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Su sí está a un paso, pero aún no es oficial.
Por el momento, todo hace pensar que los conservadores de la premier italiana, Giorgia Meloni, no son mayoría.
El copresidente Nicola Procaccini explicó que, por ahora, no hay condiciones para decirle sí a Úrsula. "El orden del día no ha cambiado respecto a hace cinco años", subrayó Procaccini, anunciando que el grupo dará a sus delegaciones libertad de voto.
Von der Leyen los verá el martes por la mañana pero la negociación con Hermanos de Italia (FDI) también viaja por otros canales, los que conectan el Palazzo Berlymont con el Palazzo Chigi.
En ECR, los polacos del PIS no votarán ciertamente por Úrsula.
Por el contrario, los checos ODS, el partido del primer ministro Petr Fiala, se pronunciarán a favor. Y FDI se tomará tiempo hasta el final, mientras no es seguro que algún voto a favor se haga público.
Para Von der Leyen, además, el apoyo de ECR aumentaría drásticamente el número de francotiradores en los socialistas, en Renew y quizás incluso en el PPE.
Por otro lado, ni siquiera el apoyo estructural de los Verdes gusta a gran parte de los populares, empezando por la delegación de FI.
"Pero el PPE debe comprender que la campaña electoral terminó", explican los Verdes.
También señalaron que, en caso del fracaso de Von der Leyen, el Partido Popular será el primer responsable.
Y hay un factor, en particular, que favorece a la ex ministra de Defensa alemana: votar por ella, por los pro-UE, significa golpear el corazón del principal enemigo interno del continente, Viktor Orban.
El programa de gobierno en el que está trabajando el presidente de la Comisión consta de una treintena de páginas.
Cada punto debe hablarle a los diferentes grupos que podrían votar a favor.
El apartado sobre inmigrantes, apreciado por el PPE, se ampliará y contendrá también la dimensión exterior de las políticas migratorias.
También será extenso el capítulo del Pacto Verde, sobre el cual los Verdes recibieron sólidas garantías.
Será un programa para títulos genéricos, lo que permitirá a Von der Leyen un gran margen de maniobra en el futuro.
También habrá una referencia a un comisario de Vivienda, solicitado por los socialistas.
La Spitzenkandidat (candidata principal) los mira con cierto miedo. Elly Schlein, hasta el momento, no se ha pronunciado sobre el voto favorable en el Pleno.
Y Von der Leyen fue a buscar garantías en otra parte, entre los demócratas.
Marcó el número de teléfono del presidente del Partido Democrático y exgobernador de Emilia-Romaña, Stefano Bonaccini, a quien conoció en los trágicos días de la inundación de 2023.
Los liberales también son muy firmes en cuanto a la exclusión de ECR de la mayoría.
De hecho, están presionando para que los melonianos ni siquiera tengan una vicepresidencia ejecutiva en la Comisión.
Desde ahora hasta el jueves, cuando la Cámara vote a las 13, Von der Leyen tendrá que moverse como en una cristalería.
La plataforma PPE-S&D-Renew tiene 401 votos, a los que hay que sumar los 53 de los Verdes.
El umbral mínimo es 361. Habrá francotiradores y, quizás, muchos. La meta está ahí, frente a Úrsula. Pero no es un hecho.
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