El anuncio lo hizo su nuevo presidente, el alemán René Aust, y el grupo estará liderado por la euroescéptica AfD (Alternativa para Alemania), sector primero rechazado por los lepenistas, luego aislado de cualquier forma de diálogo en Bruselas, pero decidido a continuar su camino.
Con "el objetivo de tener un impacto significativo en el futuro político de Europa a través de una acción decisiva y una planificación estratégica", rezan los postulados del nuevo grupo. Una ambición que ya a su manera se ha vuelto inútil debido al tradicional cordón sanitario de las fuerzas proeuropeas, que separa de los acuerdos institucionales no solo al nuevo grupo, cargado de acusaciones de antisemitismo y pro-putinismo, sino también a los Patriotas de Jordan Bardella, el frustrado aspirante a premier de Francia.
La historia europea, en las primeras palabras de la recién nacida familia negra, demuestra que solo es posible tener "influencia" de modo "colectivo". Por este motivo, el grupo reúne a 25 eurodiputados de ocho países europeos, junto a los 14 exponentes de la formación de extrema derecha alemana que ha logrado avances en los Laender orientales y entre los jóvenes.
También estarán los checos de Svoboda en Prímá Demokracie.
liderado por el líder checo-japonés Tomio Okamura, antiislámico y acusado de racismo; parte de la ultraderecha polaca antisemita y prorrusa de Konfederacja; la compañera de Eric Zemmour y única eurodiputada francesa que permanece en Reconquete, Sarah Knafo; los búlgaros de Vazrazhdane (Renacimiento), homófobos y putinistas; los eslovacos de la República; los húngaros de Mia Patria y los lituanos de Unión del Pueblo y la Justicia.
Fortalecido por una copresidencia del grupo germano-polaco, con Aust en la lista junto con Stanislaw Tyszka, el grupo registra, sin embargo, una exclusión notable: el antiguo candidato principal de AfD, Maximilian Krah, que acabó en el centro de la polémica. en los últimos meses por las acusaciones del Moscúgate y sus polémicas frases sobre las SS que le costaron la dirección del partido.
Y las cifras serán decisivas para la supervivencia de la familia que, ya desde su nacimiento, supera ligeramente el umbral mínimo exigido por el Parlamento Europeo. Bastarían dos deserciones para decretar su disolución.
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