Aún en el caos de las últimas horas y en las feroces polémicas que arrollaron al campo de Macron, en Francia se puso en pie del Frente Republicano, aquel reflejo político que por décadas unió a las fuerzas políticas opuestas a la extrema derecha para impedir, primero a Jean-Marie Le Pen, y luego a Marine Le Pen, tomar el poder.
De acuerdo con la mayor parte de los analistas, desde esta tarde el camino de RN hacia la mayoría absoluta se convirtió en subida. Los caminos triangulares, 306 al fin del primer turno del domingo pasado, se redujeron a un tercio, sobre todo allí, donde el partido de Le Pen debe pescar las bancas a agregar a las ya 39 adjudicadas. Luego figuran los balotajes más tradicionales, los duelos, que son 190. De los 218 désistements (retiros), 130 llegaron de la izquierda del Nuevo Frente Popular, y 82 de los macronianos y de la mayoría unidas bajo la etiqueta Ensemble.
Las hipótesis acerca del futuro de Francia se han reducido a cuatro más verosímiles. La primera es que, igualmente y no obstante todo, Rassemblement National conquiste la mayoría absoluta, con la nominación automática de Jordan Bardella en el cargo de premier.
La segunda, más probable, es la mayoría relativa para RN, que implicaría la utilización de una reserva de votos externos, al menos para la confianza al gobierno y para la aprobación de la Ley de Presupuesto. Serían diputados de Républicains que Marine Le Pen definió hoy "compatibles" con un gobierno de Bardella.
"Nos bastan 270 bancas para gobernar", dijo la líder ultraderechista, imaginando acaparar otros 20 votos en el Parlamento, pero sobre esta eventualidad por ella ventilada, faltan aún confirmaciones.
La tercera hipótesis que atravesó la entera jornada es aquella patrocinada por el premier saliente Gabriel Attal: "una mayoría plural", esto es una suerte de coalición para gobernar que comprende un arco muy amplio, de los Républicains a los comunistas, con exclusión de La France Insoumise, incompatible con partidarios de Macron y Républicains, pero de la cual es indispensable una suerte de neutralidad.
Finalmente, la última hipótesis, que parece ser la menos probable, es que -a falta de una mayoría política- se vaya hacia un gobierno encabezado por una personalidad en algún modo considerada imparcial. Se habla de tres ex primeros ministros como Leonel Jospin, Jean-Pierre Raffarin y Bernard Cazeneuve.
La jornada fue caótica y las polémicas se sucedieron gradualmente y a medida que se acercaba la hora del stop a la presentación de las listas. Particularmente tensa la situación en el seno del campo de Macron, donde los testimonios de la reunión del gobierno convocada el lunes en el Eliseo fueron dramáticos.
Con Macron y Attal ejerciendo presión siempre más fuerte para empujar a los ministros y subsecretarios electos a desistir en las circunscripciones en las que llegaron en tercer lugar detrás de RN. Y al menos cinco se resistieron. Entre aquellos que, en vez, se retiraron, incluso en las últimas horas, siguiendo las indicaciones del Eliseo, figuran cinco ministros.
De hecho, cinco ministras, dado que fueron todas mujeres las que dieron vida al Frente Republicano interno en 'Macronlandia'.
Por la mañana, los micrófonos de France Inter, Le Pen abrió las hostilidades al acusar a Macron de "golpe de Estado administrativo" por una serie de nombramientos (en las jefaturas de policía y gendarmería) que le gustaría anunciar después del de comisario europeo, Thierry Breton, para preceder la llegada de la extrema derecha al gobierno. Por la noche, el Elíseo invitó a la líder adversaria a "mantener la cabeza fría".
Enseguida después el anuncio de las 218 renuncias anti-RN, arrogante entrevista de Jordan Bardella a Le Figaro: "El verdadero Frente Republicano somos nosotros", aquello que se ha formado es la "alianza del deshonor". Luego, haciendo gala de confianza, añadió: "Tendremos mayoría absoluta. La política va en oleadas, la que nos está llevando es poderosa".
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