Que Úrsula von der Leyen estaba predestinada a liderar Europa ya se desprende de su documento de identidad: Ursula Gertrud Albrecht es alemana pero nació en Ixelles, uno de los barrios más emblemáticos de Bruselas.
Y fue en la capital belga donde, en 2019, la entonces exministra de Defensa alemán regresó victoriosa después de que, después de tres días de negociaciones y a instancias de Emmanuel Macron, los 27 países decidieron darle la espalda a Manfred Weber y viraron a una candidata de segunda fila en ese momento.
Así, el 16 de julio de ese año, la Cámara Europea la coronó presidenta de la Comisión, iniciándola en un período de cinco años que estuvieron signados por guerras y crisis de época.
Años también marcados por un fuerte descontento hacia la presidenta de la Comisión, que, sin embargo, logró recibir el sí de los dirigentes para su "bis".
Ahora le espera el difícil examen del Parlamento Europeo.
Von der Leyen nació el 8 de octubre de 1958.
Su padre, Ernst, fue uno de los primeros funcionarios del continente en trabajar para la Comisión.
Asistió a la escuela europea de Bruselas y sólo después de graduarse regresó a su país de origen, donde comenzó una carrera universitaria bastante agitada.
Primero se matriculó en arqueología, luego en economía y finalmente se licenció en medicina en Hannover.
Mientras, conoció a Heiko von der Leyen, descendiente de una noble familia teutónica.
Se casaron en 1986 y tuvieron siete hijos.
En 1990, Von der Leyen abrazó la causa de la CDU, el poderoso partido alemán de centroderecha.
Allí comenzó su ascenso político: en 2005 Angela Merkel la eligió ministra de Familia.
Después, entre 2009 a 2013 dirigió el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Y, finalmente, se convirtió en la primera mujer ministra de Defensa en la historia de Alemania.
Las relaciones con los militares fueron cuanto menos fluctuantes y también hay una investigación sobre los gastos de los asesores del Ministerio.
Sin embargo, ella ya tomó vuelo.
Superó la prueba en la Cámara Europea por sólo nueve votos (el M5S fue decisivo) y comenzó la legislatura centrándolo todo en el Pacto Verde.
Sin embargo, la ola del Covid-19 trastocó sus planes.
Logró protagonismo en la carrera por las vacunas, aunque también estuvo implicada en una investigación por el contrato con Pfizer.
Europa, con u carácter férreo, logró acuñar el "Green pass" para mantener una cierta libertad de circulación.
Von der Leyen logró desencadenar un efecto similar cuando Vladimir Putin ataca a Ucrania: la prisa de la Unión Europea por retirarse del gas ruso es uno de los éxitos de la Comisión de Von der Leyen, quien, sin embargo, se enfrentó a una creciente "fatiga" gubernamental a la hora de apoyar a Kiev.
Apasionada de los caballos, trabajadora incansable, sobria en el estilo y en las palabras, acusada por sus detractores de ser una formidable centralizadora y de ir mucho más allá de sus poderes: ella, Úrsula Von der Leyen, en busca de un "bis", ha cambiado de rostro, al intentar mostrar su lado más humano y no ahorrarse una campaña electoral por todo el continente.
Ahora sólo "los francotiradores" de la Cámara Europea la separan de un "bis" en el que siempre creyó.
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