Silenciosa, por no decir fría por el método, pero también por el mérito de este primer inicio de negociación. Decidida, en todo caso, a obtener para Italia lo máximo posible en la futura Comisión Europea. El juego de Giorgia Meloni en los altos cargos de Europa no comenzó con buenos auspicios.
Un partido, en efecto, ya bastante delicado, que ve a la premier comprometida en el que la primera ministra entablar un diálogo nada fácil con la mayoría europea, pero sin desnaturalizar la posición política.
Sucede, además, que antes de la cumbre de los 27, los líderes negociadores de los socialistas se reunieron con sus homólogos liberales. Y que estos últimos se reunieron, inmediatamente después, con los negociadores populares. Todos los demás, inesperado. Irritados, explicaron fuentes europeas calificadas. Meloni incluida.
La cumbre, para esta gira de reuniones restringidas, comenzó con una hora de retraso. Y para la primera ministra, se explica, el dato fotografía un método, por decir lo menos, convincente.
En cuanto al fondo, la premier llegó a Bruselas consciente de encontrarse frente a una mesa ya preparada, con Ursula von der Leyen, Antonio Costa y Kaja Kallas. Y si en la primera, en teoría, Meloni puede asegurar fácilmente los votos de Fratelli D'Italia (FDI - Hermanos de Italia) en la Eurocámara, sobre el segundo algunas dudas permanecen en las filas de los Conservadores.
Y, como explicó el viceprimer ministro, Antonio Tajani, también en las filas del Partido Popular Europeo (PPE). En resumen, Roma no tiene intención de extender cheques en blanco.
Seguramente no los quitará sin la garantía de un comisario de peso, con el título de vicepresidente.
La incertidumbre aún reina sobre la cartera. Y cada cartera corresponde a un posible perfil. A Daniele Franco, por ejemplo, de los rumores sobre los edificios romanos, se le concede la pole position en caso de delegación al Concurso. Elisabetta Belloni, de momento, seguiría siendo el nombre más popular en general.
Dos mesas se dijo. Aquella, incómoda, dominada por Emmanuel Macron y Olaf Scholz. Y la, aparentemente menos compleja, de los derechistas. La premier llegó a Bruselas siete horas antes de la cumbre informal de los 27 también por este motivo. Primero se vió con el ex primer ministro polaco y hombre fuerte de Pis, Mateusz Morawiecki. Después, con el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Por último, con el exministro belga de Finanzas Johan van Overtveldt, líder del partido flamenco N-Va.
Todos, a distintas horas, entraron en el hotel Amigo donde se alojaron para reunirse con la primera ministra.
El Pis siguió presionando por la unión del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos e Identidad y Democracia (ID), manteniendo también una línea directa con Marine Le Pen.
El ingreso de Orban solo en los conservadores haría implosionar al grupo: los belgas están en contra, al igual que la delegación checa del primer ministro Petr Fiala. Y Meloni aún no dió ninguna aprobación. Sin embargo, la idea de un frente unido de derechas sigue en el aire.
En el ECR, como era de esperar, también habrían preferido esperar a las elecciones francesas y tal vez a una mayor reorganización en el Parlamento Europeo (PE). De hecho, muchos predicen (y esperan) que el grupo liberal pierda algunas delegaciones, empezando por la del ex primer ministro checo Andrej Babis.
Sin embargo, las negociaciones para los nombramientos avanzan más rápido. Y, a pesar del humo gris oscuro de la cena informal, deberían estar terminados en julio.
La cena de los líderes está precedida por una serie de reuniones de negociadores. Y de la sensación por parte de otros dirigentes de que hubo "una falta de respeto", explicaron fuentes diplomáticas europeas. Meloni es descrita por varias personas presentes en la sala del edificio Europa como particularmente silenciosa.
Ciertamente, algunos episodios recientes no ayudaron al gobierno en las negociaciones.
"Condenamos el simbolismo fascista, lo consideramos moralmente incorrecto. Lo tenemos muy claro", son las claras palabras de la Comisión sobre la investigación en vídeo sobre los jóvenes melonianos. Palabras que casi hacen eco de las del colíder de los Verdes de la UE, Terry Reintke.
"Estamos abiertos" a una Comisión dirigida por Ursula von der Leyen "pero nunca con la participación formal de FDI", explicó a los periodistas al margen de la cumbre.
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