Permanecer en el juego sin distorsionar la posición política. Extender la mano hacia la derecha sin dejar a Italia al margen de los juegos de poder comunitario. No es un partido fácil para la premier, Giorgia Meloni, en los albores de la nueva Europa.
Las elecciones certificaron el ascenso de los partidos gemelos de Fratelli D'Italia (FDI - Hermanos de Italia) pero no subvirtieron el equilibrio que, por el contrario, las fuerzas proeuropeas quieren sedimentar.
El riesgo, para Meloni, es aquel de encontrarse ante una mesa ya puesta: Ursula von der Leyen en la Comisión, Antonio Costa en el Consejo Europeo, Kaja Kallas en el post-Josep Borrell.
Sin embargo, aprobar el trío sin el sí de un país fundador sería una apuesta para los líderes de la UE. Y es a partir de este hecho que el gobierno puede empezar a aumentar las apuestas. Apostarlo todo por un comisario que es vicepresidente y tiene una nutrida delegación en el Palacio Berlaymont.
La primera ministra italiana llega a Bruselas siete horas antes de la cumbre informal de los 27. Parte de las reuniones que tradicionalmente han marcado sus viajes a Bruselas. En primer lugar, el ex primer ministro polaco, el hombre fuerte del Pis, Mateusz Morawiecki.
Luego el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Por último, el ex ministro de Finanzas belga, Johan van Overtveldt, líder del partido flamenco N-Va. Todos en momentos diferentes, entraron en el hotel Amigo, a dos pasos de la Grande Place, para una ronda de reuniones que, además de los altos cargos, se centra en el futuro de la derecha en la Eurocámara.
El Pis sigue presionando por la unión de los grupos Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) e Identidad y Democracia (ID), manteniendo también una línea directa con Marine Le Pen. La entrada de Orban solo en los conservadores haría implosionar al grupo: los belgas están en contra, al igual que la delegación checa del primer ministro Petr Fiala. Sin embargo, la idea de un frente unido de derechas sigue en el aire. Y podría tener más o menos densidad tras las elecciones en Francia.
Meloni nunca intervino hasta ahora sobre la elección -compartida por muchos de sus homólogos- de cerrar los nombramientos en julio. En ECR ciertamente no ven con buenos ojos al ex primer ministro Costa, considerado demasiado a la izquierda en demasiadas temas claves. También hubieran preferido esperar a las elecciones francesas y tal vez a una mayor reorganización en el Parlamento Europeo (PE).
De hecho, muchos predicen (y esperan) que el grupo liberal pierda algunas delegaciones, empezando por la del ex primer ministro checo Andrej Babis.
Sin embargo, las negociaciones para los nombramientos avanzan más rápido. También por este motivo Meloni nunca se pronunció hasta el momento sobre ninguno de los tres candidatos.
En cuanto a Ursula von der Leyen, los votos de Fratelli D'Itaila (FDI - Hermanos de Italia), en teoría, ya estarían a salvo. Pero primero Meloni quiere ver todas las cartas y pide una delegación importante para Italia en la futura Comisión. Una cartera de identidad, como Defensa o Migraciones. O económicamente influyente. El nombre en cuestión, independientemente del mandato, según los rumores de los palacios romanos es cada vez más aquel de Elisabetta Belloni.
La cena de los líderes está precedida por una serie de reuniones entre los jefes de Estado y de Gobierno del Partido Popular Europeo (PPE), los socialistas y los liberales. Es a partir de estos tres pilares, lejos de ser estables, que las negociaciones comienzan e incluso podrían terminar, sin ese apoyo de la derecha que los socialistas y liberales ahora ven como "el hombre del saco" (asustador de niños).
Y algunos episodios ciertamente no ayudan al gobierno.
"Condenamos la simbología fascista, lo consideramos moralmente incorrecto. Lo tenemos muy claro", son las claras palabras de la Comisión sobre la investigación en video sobre los jóvenes melonianos.
La posición de la premier, en esta primera ronda de póquer entre los 27, solo puede quedar al margen y limitarse a una reunión bilateral con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
A unos cientos de metros, Antonio Tajani siembra dudas sobre el perfil de Costa e intenta llevar al PPE a una apertura hacia los conservadores.
En las salas del Edificio Europa, la colíder de los Verdes de la UE, Terry Reintke, reitera su apertura a una coalición de Úrsula, pero sin los Hermanos de Italia (FDI). Y la impresión es que von der Leyen, con ambos, mantiene la estrategia de los dos hornos hasta el último momento posible.
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