A pocas horas de la cena informal de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 convocada para discutir el paquete de nombramientos, los responsables de los trabajos dibujan un escenario caracterizado por las luces y las sombras.
Por un lado, el apoyo más o menos explícito de muchos al "bis" de Ursula y a las candidaturas del ex primer ministro socialista portugués Antonio Costa para el cargo de presidente del Consejo Europeo y de la primera ministra estonia, Kaja Kallas, como alta representante de la UE.
Por otro lado, las reivindicaciones que Giorgia Meloni pretende avanzar para hacer contar más a Italia en Bruselas. Y las que pondrán sobre la mesa los países del Este, principalmente Polonia, para ver reconocido su papel.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, aspiran a cerrar el acuerdo lo antes posible y expresaron su confianza en que así será. Pero por el momento no se puede descartar que alguien se interponga en su camino y que el acuerdo no se cierre antes del 30 de junio, es decir, cuando tendrán lugar las elecciones en Francia.
Por otra parte, los rumores en vísperas de las elecciones dan casi por hecha la reelección de von der Leyen, así como la de Roberta Metsola, también popular, al frente del Europarlamento para otro mandato de dos años y medio.
Mientras que cuando se trata de Costa y Kallas las certezas disminuyen y se tiene la impresión de que algunos de los protagonistas de la escena europea han mantenido hasta ahora sus cartas cubiertas para poder jugarlas en el momento oportuno durante la cena de mañana lunes.
Sin duda, el foco de atención en estos momentos se centra en el próximo presidente de la Comisión y en el reparto de cargos dentro del futuro ejecutivo europeo. En primer lugar, habrá que blindar la llamada mayoría Ursula dentro del PE, ya que si bien es cierto que populares, socialistas y liberales pueden contar con 406 escaños frente a los 361 necesarios para dar luz verde al nombramiento, también lo es que el fenómeno de los franco tiradores hace que este margen de seguridad parezca exiguo.
Así que el objetivo es ampliar la coalición para contar al menos con algunos de los 52 diputados elegidos en el grupo de los Verdes. Pero quizás también con el apoyo externo de la delegación de los Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia). Que podría llegar de forma más o menos explícita si se accede a la petición de tener una vicepresidencia de peso dentro de la Comisión.
Y es precisamente en el frente de los puestos de la Comisión donde la batalla podría intensificarse y retrasar la elección de los altos cargos, según una tradición que siempre caracterizó las negociaciones europeas: nada está decidido hasta que no se haya decidido el paquete completo.
No solo Italia exigirá carteras de peso. Ya se sabe que Francia aspira a un puesto importante en el frente de la política económica o industrial. España quiere colocar a la actual viceprimera ministra Teresa Ribera en clima o transición energética.
Letonia decidió confirmar a Valdis Dombrovskis, actual Vicepresidente de la Comisión encargado de Asuntos Económicos y Comercio, que difícilmente tendrá una cartera menos relevante. Y así con los demás.
Sin embargo, la jornada de mañana lunes la abrirá la precumbre del Partido Popular Europeo (PPE) de las 14 horas (12 GMT), a la que se espera que asistan los 13 líderes populares que actualmente gobiernan en otros tantos países.
Una reunión de la que podrían surgir las primeras indicaciones importantes sobre las perspectivas de las negociaciones sobre las candidaturas lideradas por el primer ministro polaco Donald Tusk (expresidente del Consejo Europeo) y su colega griego Kyriakos Mitsotakis.
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