Europa puede salvarse creciendo mejor y más rápidamente, llevando a sus Estados miembros a una cooperación jamás vista antes. La encrucijada está a las puertas, tomar el camino justo no es simple, pero no es imposible, advierte, desde Extremadura, la más remota región española, el italiano Mario Draghi -ex premier y ex jefe del Banco Central Europeo-, antes de que su informe acerca de la competitividad tome definitivamente forma.
Y llega en ocasión del otorgamiento al ex primer ministro italiano del premio europeo Carlos V. Y tiene lugar también mientras los 27 se preparan para afrontar la cena informal del lunes cuando, luego de semanas de versiones, pondrán en la mesa el triplete de los top job UE.Ursula von der Leyen, Ursula von der Leyen, Antonio Costa y Kaja Kallas son las cartas indicadas como ganadoras. Pero los juegos aún no han concluido, ni siquiera para Súper Mario.
Al final de la ceremonia, preguntado sobre su intención de volver al terreno con un nuevo "whatever it takes" (cueste lo que cueste). Draghi hizo uso de la prudencia habitual, yt explicó que Europa se salva a sí misma, "los ciudadanos la salvan". Su nombre lleva el notable lastre de no pertenecer a ninguna familia política.
Confiarle las riendas de la UE significaría llevar a la cima al barquero más ilustre.
Por ello, el cuadro más adecuado sería el del Consejo Europeo, que debe renovarse al cabo de dos años y medio. La opción Draghi tomaría forma si se produjera un sensacional impasse en la elección de los cargos más importantes. Un punto muerto que, por el momento, parece lejano: von der Leyen, impulsada por los resultados de las elecciones europeas y las debilidades políticas de muchos líderes, avanza hacia un bis, a pesar de que persiste el enigma del apoyo de Giorgia Meloni.
Sí, porque antes de la votación en la Eurocámara, la premier italiana tendrá que decir sí o no a Úrsula en la mesa del lunes por la noche. Se requiere mayoría cualificada para su aprobación. La formación de la necesaria minoría de bloqueo, incluso con el veto de Roma, parece improbable por el momento.
Eso sí, la receta económica y comercial que enunció Draghi en el Monasterio de San Jerónimo de Yuste tiene algunos puntos en común con la del Elíseo. Y se sabe que la opción Draghi gusta especialmente a Emmanuel Macron desde el momento en que subraya "los beneficios" que se derivarían de una nueva financiación común europea.
Además, el discurso del ex número uno del Banco Central Europeo (BCE) anticipó idealmente el informe sobre competitividad que ahora está a punto de finalizar. Tiene ya más de 400 páginas y podría publicarse en la segunda quincena de julio, o después -según las previsiones más optimistas- de la votación del Plenario sobre von der Leyen.
Más allá del juego de los top job, la intervención de Draghi volvió a estimular a Europa al enfrentarse primero a una realidad: China y Estados Unidos están compitiendo, el Viejo Continente no. El contexto geopolítico de estabilidad amistosa, que fue la base de la estrategia económica comunitaria, ya no existe.
"No queremos convertirnos en proteccionistas, pero no podemos permanecer pasivos si las acciones de otros amenazan nuestra prosperidad", explicó el ex primer ministro italiano, según el cual el primer paso de Bruselas debería conducir a "un verdadero mercado único de la energía, con un claro desacoplamiento entre los precios de las energías renovables y los precios más elevados y volátiles de los combustibles fósiles". La defensa y el bienestar son los otros dos pilares del renacimiento de la UE con matrícula Draghi. "Mantener altos niveles de protección social y redistribución es innegociable", remarcó.
Desde un punto de vista comercial, la UE debe retomar la búsqueda del multilateralismo perdido, fomentar las inversiones extranjeras directas, utilizar derechos y aranceles allí donde existan "ventajas injustas" creadas por competidores globales, incluido China.
La investigación y la innovación, destacó Draghi, deben ser "prioridades colectivas" ante una brecha alarmante con respecto a las inversiones en el sector hechas por los estadounidenses.
El largo aplauso del público -entre los que estaban presentes Josep Borrell, el rey Felipe y el vicepresidente del BCE- concluyó el discurso de Draghi. Su informe, explican quienes han tenido oportunidad de hacerse una idea de su contenido, será fundamental para la agenda de la futura Comisión UE.
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