En efecto, el PPE comienza a tomar 186 escaños, nueve más que los actuales.
Los socialistas podrían ganar 133, siete menos que el Parlamento saliente.
En cambio, los liberales sufrieron la caída más marcada, pasando de 102 a 82 escaños.
En comparación con la composición del Parlamento saliente, la mayoría formada por el PPE, los Socialistas y Renew pierde 18 eurodiputados, pero sigue siendo la única opción viable: si, en teoría, el PPE se dirigiera exclusivamente a los grupos ECR e ID (en conjunto, llegarían a 130 eurodiputados, a los que habría que añadir las delegaciones de Fidesz y Afd), el umbral de 360 no se alcanzaría.
Del mismo modo, incluso una alianza (improbable) entre el Partido Popular Europeo, los Conservadores y los Reformistas y Liberales estaría muy lejos de la mayoría, alcanzando la cuota 318.
Sin embargo, a este esquema hay que añadir la principal novedad numérica derivada de las proyecciones de los resultados de las europeas: el gran frente de los no inscritos.
Se trataría de una patrulla de 100 electos, algunos de los cuales -como los alemanes de Afd o los de Viktor Orbán de Fidesz- sin duda atribuibles a la extrema derecha, pero otros, como el Partido de los Agricultores Holandeses o la coalición de la oposición en Hungría, están muy cerca de entrar en el Partido Popular.
En resumen, el frente de la derecha y la extrema derecha puede contar con 130 escaños, más los cerca de 17 de Afd y los que ganará Fidesz.
A ellos hay que añadir algunos pequeños partidos ex novo, como la extrema derecha chipriota y los rumanos de Aur. Pero el frente de los partidos proucranianos sigue siendo sólido: a la mayoría Ursula hay que añadir el Grupo de los Verdes, firme partidario de la ayuda a Kiev.
Los Verdes cuentan con 53 escaños, 19 menos que los 72 del Parlamento, que está a punto de cerrar sus puertas.
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