El cierre de pasos fronterizos se relaciona con el delicado tema de los inmigrantes: según Helsinki, Moscú intenta desestabilizar la nación escandinava permitiendo que extranjeros en situación de irregularidad crucen la frontera común de 1.340 kilómetros.
Una acusación rechazada por Rusia que, a través de su embajada, expresó "preocupación" por los cierres finlandeses y pidió "aclaraciones" antes de decidir sobre "medidas de respuesta".
Mientras, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló de una "vergonzosa explotación de los inmigrantes por parte de Rusia", expresando el "pleno apoyo" de la UE a la decisión al primer ministro finlandés, Petteri Orpo.
Según los guardias fronterizos, Finlandia vio una afluencia de inmigrantes indocumentados procedentes de Medio Oriente y de África desde finales de agosto, en particular de Irak, Somalia y Yemen.
Por este motivo, el Gobierno "tomó la decisión de cerrar los pasos fronterizos de Vaalimaa, Nuijamaa, Imatra y Niirala en la frontera entre Finlandia y Rusia", anunció la ministra del Interior, Mari Rantanen, durante una rueda de prensa.
El cierre de los cuatro puntos de la frontera sureste entrará en vigencia a la medianoche del sábado y se prolongará hasta el 18 de febrero de 2024, mientras que cuatro cruces más al norte permanecerán abiertos.
Desde septiembre, unos 280 solicitantes de asilo se presentaron en la frontera ruso-finlandesa, según la guardia costera escandinava.
La autoridad de la Guardia Fronteriza dijo que hasta las 18 (hora local) del miércoles, al menos 74 solicitantes de asilo habían llegado a la frontera en el sureste de Finlandia.
El martes la cifra era 55 y el lunes 39. Pero "el problema no son los números", explicó el ministro del Interior.
"Este es un caso en el que tenemos indicios e información de que se está manipulando a personas para entrar en Finlandia", que ya a finales de 2022 había presentado un plan para construir una gran valla a lo largo de 200 kilómetros de su frontera.
Según Helsinki, Moscú decidió hacer la vista gorda ante la afluencia de inmigrantes en represalia por su entrada en la OTAN y también por el acuerdo de cooperación en materia de defensa (DCA) que está ultimando con Estados Unidos.
"Ahora todos los días nos recuerdan constantemente que Finlandia se unió a la OTAN. Creo que esta vez quizás fue el DCA el que desencadenó la situación", afirmó el presidente finlandés, Sauli Niinistö, en vísperas de la decisión de cerrar los cruces.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, rechazó las palabras de Niinisto por considerarlas "absolutamente infundadas".
Pero en abril, el Kremlin prometió tomar "contramedidas" después de que Finlandia se uniera a la OTAN, calificando la expansión de la alianza occidental como un "ataque a la seguridad de Rusia".
"Nos hemos preparado para diferentes tipos de acciones, actos maliciosos por parte de Rusia, por lo que la situación no es una sorpresa", dijo el primer ministro finlandés Orpo.
"Queremos que este fenómeno" del flujo de irregulares "cese" y "si la situación se extiende a otros pasos fronterizos y se vuelve más difícil, tomaremos las medidas necesarias".
Mientras tanto, la OTAN seguirá de cerca la situación, afirmó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
"Es demasiado pronto para decidir si se trata de una cuestión que debe abordarse a nivel de los aliados, pero permanecemos alerta" ante el riesgo de un ataque híbrido, subrayó.
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