O al menos eso estima el Estado Mayor de Kiev, porque
calcular el número real de muertos y heridos en el campo de
batalla es prácticamente imposible y ambos frentes se niegan a
facilitar datos oficiales.
Lo que es seguro es que los combates continúan sobre el
terreno, en lo que el presidente bielorruso, Alexander
Lukashenko, cree que es "un grave estancamiento" donde "nadie
puede hacer nada para fortalecer o avanzar su posición".
La gente está muriendo", afirmó el aliado del presidente
ruso, Vladimir Putin, volviendo a pedir sentarse a la mesa de
negociaciones para encontrar una solución.
E invitándolos a
hacerlo sin condiciones previas, declaración que en realidad
oculta la petición a Kiev de no ser intransigente sobre la
posible cesión de los territorios.
Como la región de Donetsk, donde gran parte está bajo
ocupación de las fuerzas rusas y donde el ejército de Moscú
estuvo llevando a cabo una fuerte ofensiva para conquistar
Avdiivka desde el 10 de octubre.
Los rusos estarían intentando avanzar por los lados para
amenazar las líneas logísticas y favorecer el cerco del centro.
Pero en este caso están teniendo más de una dificultad: "Si
hablamos del número de pérdidas, Avdiivka es la mayor derrota
para los rusos", ya que estas "ascienden a casi 6.500", informó
el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Tauride, Alexander
Shtupun. Un porcentaje importante respecto al total que, según
un análisis del diario New York Times de mediados de agosto,
correspondía a 500.000 soldados muertos o heridos en las filas
ucranianas y rusas.
En la zona de Avdiivka, según Kiev, Moscú habría reunido
alrededor de 40.000 unidades, de un total de 400.000 repartidas
por Ucrania. Además, los ex mercenarios del grupo Wagner se
unieron al batallón checheno Akhmat, según informó el comandante
de la milicia, Apti Alaudinov.
Una cuerda más en la proa de Moscú, que aparentemente
también está utilizando una nueva versión del dron kamikaze
Lancet, el Izdeliye-53, capaz de distinguir los tipos de
objetivos y aumentar las tasas de éxito de los ataques, según
explicó el Instituto para el Estudio de la Guerra .
Mientras tanto, como cada 29 de octubre, se celebró en Rusia
'La Restitución de los Nombres', el evento organizado por la
asociación ganadora del Premio Nobel con el que se recuerda a
las víctimas del régimen de Stalin.
El Kremlin a menudo pasa por alto los crímenes soviéticos y
el evento es visto como algo antipatriótico, por lo que prohibió
que la conmemoración se celebre en la céntrica plaza Lubyanka.
El lugar estaba rodeado de barreras metálicas y policías. A
pesar de esto, el copresidente del Memorial, Oleg Orlov, acudió
a la lápida para rendir homenaje a las víctimas.
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