El Palazzo Chigi celebra "un gran día" luego que Ursula von der Leyen, emblema de las dificultades italianas para gestionar la ola de desembarcos, se comprometiera a brindar ayuda a Italia tras visitar Lampedusa por invitación de la premier, Giorgia Meloni.
"Italia puede contar con la UE", promete el presidente de la Comisión, previendo una "respuesta coordinada" al desafío migratorio, expresado actualmente en un plan de diez puntos, que incluye repatriaciones más rápidas, corredores humanitarios para la inmigración legal y, sobre todo, la evaluación de nuevas misiones navales.
Reiniciar una operación militar de seguridad marítima como la inacabada Sophia es precisamente lo que Roma quiere y pedirá formalmente en el próximo Consejo Europeo, donde la primera ministra cuenta ahora con el apoyo de "muchos líderes muy sensibles".
Incluido Emmanuel Macron, el presidente francés que fue objeto de los ataques lanzados un par de horas después por Matteo Salvini y Marine Le Pen en Pontida.
Para la oposición, a 1.200 kilómetros de distancia había una parte del gobierno del brazo de la UE y otro de los soberanistas antieuropeos.
A la espera de entender cómo se conciliarán las diferentes sensibilidades en la centroderecha en las elecciones europeas de junio, desde el punto de vista de Meloni ahora cuenta solo el "éxito" de su estrategia, que se desarrollará la próxima semana en la petición de "una mayor implicación de la ONU" ante la Asamblea General en el Palacio de Cristal.
En tanto, la primera ministra ve los frutos de la "revolución copernicana" impuesta por su gobierno y que sobrevivió a la "estrategia" de la izquierda italiana y europea que quiere "desmantelar su lienzo de Penélope".
Para la líder demócrata, Elly Schlein, es esencial "superar Dublín, con un reparto equitativo de las responsabilidades en materia de acogida". Nicola Fratoianni (Si) califica la receta de Meloni como "militar, policial, que no funciona". Y Riccardo Magi (+Europa) denuncia "una pasarela en el centro de acogida de Lampedusa limpio y pulido".
Los melonianos, en cambio, hablan de un "giro" tras la visita de tres horas a la isla, donde el centro de acogida está superpoblado y la exasperación de la población llevó también al bloqueo del convoy de la primera ministra.
Los habitantes de Lampedusa esperaban un compromiso del ejecutivo, y el ejecutivo lo esperaba de Bruselas. Al final todos parecen satisfechos, esperando que las palabras se traduzcan en iniciativas concretas.
Las primeras sobre el frente interno pasarán por el Consejo de Ministros convocado a las 12.30 horas.
"Ampliaremos hasta el máximo permitido por las normas europeas", es decir 18 meses, "la detención con fines de repatriación de quienes llegan irregularmente a Italia", reiteró Meloni, precisando que "las mujeres y los niños menores de 14 años deben ser tratados por separado" respecto a los "menos frágiles".
A continuación se confirmó el "mandato al Ministerio de Defensa de actuar inmediatamente para crear las estructuras necesarias", es decir, nuevos CPR que se sumen a aquellos ya existentes en diez regiones.
La idea, confirmaron fuentes de gobierno, sigue siendo incluir las novedades en una enmienda al llamado decreto ley Caivano, que acaba de llegar al Senado.
El Partido Demócrata (PD) acusan a la primera ministra de centrarse en el memorando con Túnez y no en la redistribución de los inmigrantes para no ofender a los aliados soberanistas de Polonia y Hungría. Pero ella está convencida de que "la única manera de abordar seriamente el problema es detener las salidas ilegales". Y "si no trabajamos todos juntos, los estados fronterizos serán los primeros en ser afectados y luego todos los demás".
Lampedusa, la isla más meridional de Italia situada a menos de 150 kilómetros de la costa tunecina, es un punto habitual de llegada de migrantes del norte de Africa.
En total, más de 127.000 migrantes irregulares han llegado a las costas italianas desde el inicio del año, casi el doble en comparación con el mismo período de 2022 Von der Leyen prometió "una respuesta europea coordinada a un desafío europeo".
"Nosotros decidiremos quién llega a Europa y no los traficantes", añadió la presidenta de la Comisión de la UE con una expresión que, observaron desde Hermanos de Italia (Fratelli d'Italia, FdI), sigue uno de los puntos fuertes de Meloni.
"Palabras que nunca fueron pronunciadas en Europa", se regocijó la propia primera ministra.
En el decálogo de la líder europea también figura la destrucción de los barcos utilizados por los contrabandistas, y el último punto es la aplicación del Memorando firmado con Túnez -principal base de las rutas migratorias del Mediterráneo- tras las dos misiones junto a Meloni.
Y sobre esto, la primera ministra pidió "acelerar rápidamente" y "desacoplar" el préstamo de 255 millones de euros propuesto al presidente Kais Saied de los casi 2.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene bloqueado a la espera de reformas que no son comunes en Túnez.
Es la estrategia, subrayó la premier italiana, de "una Europa que demuestra que ofrece una contribución pidiendo a cambio una contribución".
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