Desde la noche del sismo no se hizo ver y se limitó a decretar tres días de luto nacional y efectuar un llamado a la oración, atrayendo sobre sí una andanada de críticas que se agregaron a quien se lamenta por los retrasos en las ayudas, sobre todo en las zonas de montaña, aquellas del epicentro del terremoto donde se registran más de la mitad de las víctimas.
Aislados por días, con las calles interrumpidas, sin agua ni alimentos, de aquellos poblados queda bien poco. Y las ayudas, que después de casi cuatro días del devastador movimiento telúrico consiguieron llegar, podrán apoyar y ayudar solo a quien sobrevivió.
Las esperanzas de encontrar a alguien aún con vida, bajo los escombros de las casas construidas de ladrillos de barro, son pocas. Se diría más bien poquísimas. "Se desvanecen", admitió el responsable de la Cruz Roja marroquí. Llegaron equipos de voluntarios. También de Madrid y Londres, que junto a los de Qatar y los Emiratos Arabes son los únicos países de los cuales Rabat, no sin polémica, aceptó la ayuda.
Los españoles del Servicio de asistencia médica de urgencias de Sevilla fueron los primeros en llegar al pueblo de Anerni, de unos 500 habitantes, uno de los más cercanos al epicentro del sismo -en las montañas de Atlas- que quedó aislado por días por las rocas caídas en la calle de acceso.
La región, como muchas otras localidades gravemente afectadas, está al sur del país e incluye poblados y asentamientos remotos, difícil de llegar para los rescatistas y donde los residentes afirman estar abandonados a su suerte.
Mientras, escenas de conmoción y alegría recibieron los equipos de socorro en la zona de Taroudant, cerca de Ouarzazate, con niños en lágrimas por haber mordido un trozo de pan.
Además de los españoles, desde el lunes está en acción en dos zonas del área de la cadena Atlas, el equipo de especialistas de búsqueda y rescate británico enviado desde Londres.
El equipo ya condujo un primer reconocimiento de verificación de los daños en el sector de competencia y fue luego empleado en la asistencia de heridos, como en la búsqueda de eventuales sobrevivientes, apoyados por voluntarios y socorristas marroquíes.
Además de los casi 3.000 muertos señalados por el último balance oficial, figuran también 5.530 heridos. Números que, hora tras hora, confirman la dimensión de la catástrofe que -según UNICEF- azotó a al menos 100.000 niños.
"Miles de casas quedaron destruidas, obligando a las familias a huir y exponiéndolas a la intemperie en un período del año en el que las temperaturas descienden durante la noche", afirmó UNICEF.
En tanto, la Cruz Roja llamó a recolectar 100 millones de euros en respaldo de las operaciones de socorro.
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