"China e Italia son socios naturales para la construcción" de la Ruta de la Seda y la esperanza de Pekín es obviamente que se relance el acuerdo, este fue uno de los puntos principales que Wang Yi, responsable de los Asuntos Exteriores de la cancillería de Pekín, quiso resaltar en su misión a Roma.
El emisario de confianza del presidente Xi Jinping, reunido con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y con el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, enfatizó los "beneficios mutuos" si Italia renovara su membresía en la iniciativa, que había sido firmada por el primer gobierno de Giuseppe Conte.
Mientras tanto, Pekín ha prometido mayores importaciones de Made in Italy. Y, sobre todo, ha dado muestras de querer impulsar esfuerzos de "paz" en Ucrania: un punto clave para la presidencia y la Cancillería, que piden a China que ejerza su influencia sobre su aliado ruso para convencerlo de negociar.
La llamada Iniciativa de la Ruta de la Seda, puesta en marcha por Xi en 2013, es uno de los pilares del plan del Dragón para fortalecer su economía a través de una red de infraestructuras entre tres continentes que favorezca el comercio. Y Wang Yi también llegó a Roma para probar el terreno de cara a la expiración del memorándum firmado por el gobierno en 2019, y que el ejecutivo de la premier Giorgia Meloni debe decidir si renueva o no a finales de 2023.
Ese acuerdo, ha subrayado el diplomático chino en sus encuentros con Mattarella y Tajani, "ha mejorado significativamente el nivel estratégico de las relaciones bilaterales", por lo que Pekín está dispuesta a reforzar esta colaboración. En la búsqueda de que "reiniciar de manera integral los intercambios en todos los niveles" puede conducir a "beneficios mutuos". Para dar mayor impulso al diálogo con Italia, Wang invitó a Mattarella a China en nombre de Xi.
Más allá de la presión china, sin embargo, en Roma el expediente Ruta de la Seda no es una prioridad en este momento, como también reiteró Tajani. Se están realizando evaluaciones, pero más adelante se tomará una decisión sobre si renovar o no el acuerdo. Para el Gobierno, lo más importante en esta fase, en cuanto a las relaciones económicas bilaterales, es un reequilibrio de la balanza comercial, la mejora de las condiciones de acceso al mercado chino (tema prioritario también para la UE), y una mayor presencia de productos Made in Italy.
Desde este punto de vista, las señales de Pekín han sido positivas. "China -subrayó Wang- está dispuesta a importar más productos italianos de alta calidad", y los dos países "pueden explotar el potencial de la cooperación en la economía verde y digital".
Además de los dosieres económicos, Italia ha apostado fuerte por la visita del jefe de la diplomacia del Partido Comunista para presionar a Pekín a que contribuya a poner fin a la guerra en Ucrania. Mattarella, cara a cara con el enviado de Xi, invitó a China a afirmar su influencia para la paz. Una influencia que, se espera, pueda ejercerse sobre Vladimir Putin para convencerlo de que deje de bombardear Ucrania y se siente a la mesa de negociaciones.
La respuesta, según Tajani, fue positiva. Wang "insistió en la paz" y anunció que el presidente Xi Jinping dará un "discurso de paz" de cara al 24 de febrero, "con motivo del primer año de guerra", informó el titular del ministerio de Relaciones Exteriores. Los informes de los medios estatales chinos también transmitieron más o menos el mismo mensaje.
Ante una situación complicada como la de la guerra en Ucrania, debemos insistir en encontrar una "solución aceptable para todas las partes", dijo Wang a Mattarella y Tajani. Y para lograr este resultado, subrayó, "es necesario insistir en los esfuerzos políticos y diplomáticos".
El emisario de Xi, al final de su gira europea, volará él mismo a Moscú. Y también abordará el dossier de Ucrania en Múnich, con motivo de la Conferencia de Seguridad prevista para este fin de semana.
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