Kirill habló de "una nación nacida de la pila bautismal de Kiev", que se ha convertido en "una nación muy grande desde el Mar Blanco hasta el Mar Negro", mientras que la "Iglesia ortodoxa fue y es la fuerza que une a esta nación".
Para el patriarca hay una "división política", y "en Ucrania se está haciendo todo lo posible para convertir a Rusia en un enemigo a los ojos de los ucranianos".
Y la Iglesia ortodoxa rusa, según el patriarca, debe hacer todo lo posible para que "los ucranianos y los rusos no se conviertan en enemigos".
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