(ANSA) NAPOLES - Sillas de ruedas avanzadas y exoesqueletos controlados mentalmente; tecnologías para reconectar los músculos y el cerebro en quienes han sufrido lesiones de la médula espinal o para compensar el daño causado al cerebro por un derrame cerebral son las soluciones que podrían aportar las neuroprótesis del futuro a problemas de salud para los cuales hoy no hay cura.
A este objetivo también podría contribuir el proyecto Mnesys, el mayor programa de investigación sobre el cerebro jamás realizado en Italia.
Uno de los macroproyectos (Radio 4) en el que está dividido Mnesys, que presentó algunos resultados en el primer Foro Nacional de Neurociencia, de hecho, se ocupa de investigar la forma en que el cerebro interactúa con el medio ambiente, es decir, cómo, por ejemplo, la vista y el tacto se utiliza para hacernos mover", explica Patrizia Fattori, profesora de fisiología de la Universidad de Bolonia y coordinadora de Spoke 4.
Una de las posibles aplicaciones de esta línea de investigación es comprender qué zona del cerebro es la más adecuada para ser fuente de señales neuronales para guiar las neuroprótesis.
Un estudio realizado por el grupo de investigación liderado por Fattori ha identificado dos nuevas zonas que "representan buenos candidatos para realizar un hipotético implante neuroprotésico", añade Fattori.
"Estos conocimientos básicos nos permitirán ayudar a los pacientes con déficits motores, como aquellos con lesión de la médula espinal", concluye.
Sin embargo, no es sólo el cerebro el que influye en el comportamiento del cuerpo. También ocurre lo contrario: un ejemplo de ello es el impacto de la microbiota en algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Una investigación realizada por un grupo de investigación liderado por las profesoras Laura Calzà y Luciana Giardino de la Universidad de Bolonia ha demostrado que el envejecimiento prematuro del microbioma provoca una inflamación del colon que anticipa la aparición de defectos de memoria típicos del Alzheimer.
"Conocer esta fase presintomática abre posibilidades preventivas y terapéuticas completamente nuevas, por ejemplo regulando adecuadamente las señales que derivan de la microbiota", afirma Calzà, profesor de anatomía de animales domésticos en la Universidad de Bolonia (ANSA)
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