La ayahuasca, un brebaje
tradicional utilizado por los chamanes del Amazonas desde
tiempos ancestrales, así como pócimas similares usadas por
curanderos mexicanos e indios estadounidenses, vuelve a
popularizarse en este país para el tratamiento de personas con
adicciones a las drogas o con depresión profunda.
En particular, ha resultado una terapia muy efectiva en el
caso de personas involucradas en el consumo de drogas duras y
peligrosas como el fentanilo o "heroína sintética", 50 veces más
potente que la heroína y que ha causado una epidemia de muertes
en Estados Unidos, o al cristal o mentanfetaminas.
Armado Loizaga, presidente del Instituto de Medicina
Intercultural de Ninerika, experto en dependencia química por la
Universidad de Minnesota, Estados Unidos, explicó al diario
capitalino Reforma que "no se trata de una solución mágica, sino
que es una herramienta" y "no sirve a todos" pues "tiene
contraindicaciones y requiere acompañamiento terapéutico".
Se trata empero de "una opción de la medicina indígena
efectiva para tratar padecimientos mentales y adicciones", dijo
el especialista.
La terapia de la ayahuasca, que se vuelve cada vez más
común, incluye rituales nocturnos con cantos ancestrales y con
la guía de chamanes indígenas, y suele practicarse entre la
comunidad de la etnia yaqui, del estado norteño de Sonora,
aunque también en otras zonas del país como el sureño estado de
Oaxaca.
Durante las ceremonias, los curanderos pronuncian frases,
rezos o cantos y sirven ayahuasca durante unas cuatro horas y a
la mañana siguiente todos se van a reposar para posteriormente
realizar terapia grupal con psicoterapeutas que han estudiado
esta medicina.
Las alucinaciones son uno los efectos de la ayahuasca, que
en muchos casos ha ayudado a numerosas personas que sufren de
adicciones imposibles de superar por los métodos tradicionales a
salir del atolladero en que se encuentran.
El consumo de este psicotrópico está prohibido en algunos
países como Francia y Rusia, pero en otros como México y España
no existe una legislación que expresamente lo prohíba.
El gobierno peruano la reconoce como "uno de los fundamentos
básicos de la identidad de los pueblos amazónicos para tratar
adicciones, pues puede disminuir la ansiedad y equilibrar el
sistema nervioso".
No obstante, un estudio de la Universidad de Melbourne,
Australia, publicado en noviembre pasado, señaló que 70% de los
participantes en un ritual sufrieron "efectos adversos tras
consumir ayahuasca" como "vómitos, náuseas y dolores abdominales
y de cabeza" y el 2% sufrió "problemas físicos que necesitaron
atención médica".
La idea es trabajar la salud mental desde una "cosmovisión
indígena", expuso Loizaga, quien lleva adelante un proyecto de
intercambio cultural entre pueblos amazónicos que resguardan el
conocimiento de esta medicina que les heredaron mediante la
tradición oral por varios siglos sus antepasados.
En el territorio yaqui, donde abunda la pobreza y los
problemas sociales, como el tráfico de drogas, suele aplicarse
mucho en los casos de pacientes con problemas de alcoholismo,
drogadicción, depresión, ansiedad y estrés postraumático.
Las terapias con ayahuasca que imparte Loizaga suelen ser
acompañadas por autoridades tradicionales y la secretaría de
Salud local y el ministerio del ramo a nivel federal, así como
la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), dice el
experto.
El especialista dice que usa ayahuasca con base en dos
plantas que crecen en México porque traerlas del extranjero
suele ser complicado.
Por ejemplo, hace poco ocho personas, cuatro de ellas
indígenas, fueron detenidas en México por tratar de introducir
la ayahusca del Amazonas, según denunció la abogada de pueblos
indígenas de la Fundación ICEERS (International Center for
Ethnobotanical Education, Research, and Service), una
institución sin fines de lucro con sede en Barcelona.
Loizaga dijo que desde hace una década trabaja con el pueblo
yaqui, aunque la clínica se estableció hace apenas un año y dijo
que ha elaborado "protocolos de investigación para medir la
efectividad y seguridad de la ayahuasca".
Entre otros pacientes, dice que se trabaja con una mujer
cuyo hermano fue secuestrado hace cinco años y se encuentra
sufriendo grave depresión, pero esta terapia le ha "ayudado
mucho" y señala que "nos hemos acercado a familiares de mujeres
y niñas asesinadas y desaparecidas", afirmó.
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