En la Cop29 de Bakú, que se celebra estos mismos días, "nos disponemos a reforzar nuestro compromiso común, incluido el financiero" para alcanzar "los ambiciosos objetivos" fijados en Dubai con el Global Stocktake.
Este es uno de los mensajes lanzados por la premier italiana, Giorgia Meloni, en la última jornada del G20, dedicada a la transición energética.
Precisamente porque los "objetivos están aún muy lejos", Meloni está convencida de que "el G20 debe y puede desempeñar un papel decisivo": no conseguiremos "triplicar" las energías renovables de aquí a 2030 ni "duplicar la tasa de eficiencia energética" si "no logramos compartir al máximo las responsabilidades, superando la división, ahora anacrónica, entre naciones desarrolladas y economías emergentes".
Por otra parte, Italia "desempeña su papel" en el proceso de descarbonización con una visión que "rechaza deliberadamente cualquier enfoque ideológico", advirtió la premier reunión del G20 dedicada al desarrollo sostenible y la transición energética.
Para Meloni, es necesario encontrar "un punto de equilibrio" entre la necesidad de limitar las emisiones de CO2 y la adopción de "medidas radicales que pongan en peligro la sostenibilidad de nuestros sistemas productivos y sociales".
Defender la naturaleza, pero "con el hombre dentro" fue la postura de Meloni, que reiteró que "el radicalismo inútil corre el riesgo de llevarnos por mal camino" y que el precio de la descarbonización no puede ser "la desertización económica, porque en un desierto no hay nada verde".
Por lo tanto, el principio a seguir debe ser el de la "neutralidad tecnológica", entre otras cosas porque "no existe una solución única" para tener "una alternativa rápida a los combustibles fósiles".
Debemos ser "pragmáticos", instó Meloni, que subrayó que la demanda de energía seguirá aumentando tanto porque la población mundial "alcanzará los 8.500 millones en 2030 y el PIB mundial se duplicará en la próxima década" como porque aumentará la necesidad ligada al desarrollo de la «inteligencia artificial".
Por eso el mundo debe centrarse en una "combinación energética equilibrada, utilizando todas las tecnologías disponibles. No solo las renovables, sino también el gas, el hidrógeno, la captura de CO2 y los biocombustibles", concluyó Meloni.
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