Se trata de un "plan largamente meditado" que, según los investigadores, tenía como "principal objetivo al juez Alexandre de Moraes", considerado por los bolsonaristas el enemigo más acérrimo del expresidente de derecha.
Una trama inquietante, fruto de la polarización en el país -que se refuerza con la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos- y "el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023". El escenario del nuevo golpe a la democracia brasileña fue la misma Plaza de los Tres Poderes vulnerada en enero de 2023 con el ataque a los edificios por parte de tropas soberanistas.
Pero, a diferencia de entonces, esta vez fue un solo hombre quien actuó.
Un hombre vestido en alusión al personaje "Joker" que llevaba un traje verde con símbolos de naipes rojos y estaba lleno de explosivos, y que, con un extintor transformado en lanzallamas, cubrió con bombas la explanada ministerial y la casa que alquilaba a unos treinta kilómetros del lugar del atentado.
Aún se desconoce el número de artefactos artesanales encontrados y neutralizados durante la recuperación.
Pero las explosiones se escucharon varias veces, desde el miércoles por la tarde hasta el jueves por la mañana.
Las tres primeras explosiones fueron activadas por el propio atacante, Francisco Wanderley Luiz.
Dos bombas caseras, tipo granadas, preparadas para hacer daño, y un coche lleno de petardos y fuegos artificiales, volados con un mando a distancia.
En la casa alquilada por Luiz en Ceilandia, además de varios artefactos sin detonar, los investigadores encontraron, en el espejo del baño, la inscripción: "Por favor, no desperdicien lápiz labial! Eso se usa para embellecer a las mujeres. Para estatuas de mierda se usa el trinitrotolueno".
Un mensaje en referencia al golpe de Estado del 8 de enero, cuando Débora Rodrigues destrozó con lápiz labial la estatua de la Justicia frente al Tribunal Supremo.
Un símbolo de la icónica plaza, contra la que el propio Luiz arremetió antes de quitarse la vida.
Poco antes del ataque, el atacante había enviado mensajes por Whatsapp advirtiendo a la policía que tendría "72 horas para desactivar la bomba en la casa de los comunistas".
En los mensajes había señalado objetivos como el vicepresidente Geraldo Alckmin y los expresidentes, José Sarney y Fernando Henrique Cardoso.
"Tengan cuidado al abrir cajones, armarios, estanterías, armarios. El juego - advirtió- termina el 16 de noviembre de 2024. Buena suerte". Todos textos -los encontrados por los investigadores en los perfiles de las redes sociales de Luiz- que, además de una buena dosis de locura, indican su pertenencia a círculos de extrema derecha-.
Por otro lado, el atacante originario de Rio do Sul, ciudad del estado de Santa Catarina, se postuló en 2020 como candidato a concejal por el Partido Liberal, fuerza política del expresidente Bolsonaro.
Precisamente el exjefe de Estado de derecha, quien con este asunto vio desaparecer la posibilidad de cualquier amnistía y desvanecerse definitivamente el sueño de la rehabilitación para las elecciones presidenciales de 2026, intentó minimizar el incidente, definiéndolo como "un caso aislado de un enfermo mental".
Pero el director general de la Policía Federal, Andréi Rodrigues, que siguió los acontecimientos el miércoles por la noche, junto con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el palacio de Alvorada, aclaró: se trata de "un acto terrorista, una acción muy grave, un intento de asesinato inaceptable".
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