El retorno esta tarde de Donald Trump a Butler, Pensilvania, donde en julio pasado fue blanco de un intento de asesinato, pone el foco nuevamente en el Servicio Secreto y las Fuerzas de Seguridad, en un momento álgido de la campaña presidencial.
Una docena de agentes actuales y anteriores del Servicio Secreto de los Estados Unidos dijeron a NBC News que un aumento de la carga de trabajo y la falta de personal suficiente han llevado a la agencia a "un punto de ruptura" y "un estado de crisis" que está contribuyendo a los errores, una relajación de los protocolos y una baja moral que podría conducir a otro fracaso catastrófico como el de julio pasado.
Las preocupaciones crecen cuando la agencia está bajo una enorme presión para proteger a Trump, dos meses después de que los errores de las fuerzas de seguridad permitieran a un joven de 20 años disparar ocho tiros contra el expresidente y herirlo en la oreja, y causar la muerte de un asistente al mitin.
Los próximos eventos de campaña de Trump, y también los de Kamala Harris (quien esta semana comenzó a hablar desde el escenario detrás de un vidrio antibalas), coincide con el "redlining" del Servicio Secreto, lo que significa que el personal es empujado a los niveles máximos y los agentes están trabajando horas extras.
"El Servicio Secreto de los Estados Unidos está matando a su gente, y peor aún, se supone que tienen una misión de protección sin fallas con cero descanso y sueño", advirtió un ex agente que habló condición de anonimato, citado por NBC News. "Amo a mi agencia, pero se están preparando para otro incidente".
Un jefe de la policía aseguró que el Servicio Secreto está "estirado prácticamente hasta el punto de ruptura".
"Odio decirlo, van a tocar fondo rápidamente", advirtió un ex agente del Servicio Secreto. "Esto es sistémico", dijo otro.
Un alto funcionario del Servicio Secreto de los Estados Unidos reconoció el nivel de preocupación por la agencia y le dijo a NBC News: "Estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que no vuelva a ocurrir otro incidente de seguridad".
Anthony Guglielmi, portavoz jefe del Servicio Secreto de los Estados Unidos, reconoció los desafíos. "La creciente demanda de la agencia durante este entorno de amenazas dinámicas ha resultado en que nuestra gente sea llevada al límite", dijo en un comunicado.
"Reconocemos que esto no es sostenible, y no podemos arriesgarnos a otro fracaso de la misión", aseguró.
El Servicio Secreto aumentó su fuerza laboral en el año fiscal 2024, contratando a 1.099 empleados, casi el doble del número de nuevas contrataciones en los dos años fiscales anteriores.
Pero los nuevos empleados no son suficientes para estabilizar la agencia porque necesitan un año de capacitación antes de poder asumir asignaciones de alto riesgo.
El desgaste también es un tema importante en la agencia y parte de una tendencia más amplia en las agencias de aplicación de la ley en los Estados Unidos. "El desgaste es una epidemia en la aplicación de la ley en este momento en todos los niveles", dijo un funcionario.
La presión sobre la agencia "nunca ha estado en la magnitud de lo que tienen ahora mismo", dijo un exlíder del Servicio Secreto con décadas de servicio a NBC News.
Los agentes dijeron que habían presenciado personalmente o eran conscientes de que muchos agentes se quedaban dormidos mientras trabajaban en los últimos meses y creían que esto reflejaba niveles peligrosos de fatiga.
Los agentes dijeron que están trabajando horas excesivamente largas y pasando semanas o incluso meses sin un día libre.
Varios agentes describieron estar "al final de sus cuerdas", física y mentalmente, incluido un agente que dijo que había estado yendo a trabajar enfermo durante varias semanas, pero que no había encontrado tiempo para visitar a un médico.
"Se están cometiendo errores", dijo un ex agente del Servicio Secreto que ahora trabaja con la agencia para grandes eventos a título privado.
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