En
cambio, fumata negra en el aspecto financiero.
El secretario pide 40 mil millones al año para Kiev,
proporcionando un panorama de lo provisto por Estados Unidos y
Europa.
Muchas capitales tienen serias dudas. A pasar todo en
limpio fue el ministro Guido Crosetto: "Italia no está de
acuerdo, es un discurso tardío".
"Los 40.000 millones -argumentó- para nosotros no está en la
agenda. La obligación es llegar al 2% de los gastos en defensa
previstos por la OTAN, ya es problemático para nuestro país,
visto los vínculos europeos. No podemos agregar otros objetivos
ambiciosos, que significarían otros 3.500 millones a nuestro
cargo: no tengo la costumbre de tomar compromisos que sé que
luego no voy a poder respetar, y lo dije claramente".
Pero no es un tema cerrado. Stoltenberg se preocupa mucho
por este paquete para Ucrania, que jugará una parte fundamental
en la cumbre delos líderes en Washington. Y tiene de su lado a
un gran número de aliados que quieren apoyar a Kiev hasta el
final y, al mismo tiempo, ver un reparto equitativo de los
esfuerzos entre todos los países de la coalición.
"Yo trabajo", respondió Stoltenberg, a quien le pedía
ilustrar el stop de Italia.
Si pudiésemos tener responsabilidades más previsibles a largo
plazo daríamos a los ucranianos una mejor capacidad de
planificación, mayor previsibilidad y transparencia, una
repartición justa de los costos en el seno de la Alianza y,
principalmente, enviar a Moscú el mensaje de que no puede contar
con nuestro cansancio", agregó, y precisó que "de aquí a la
cumbre faltan aún algunaas semanas".
Sobre este punto será fundamental al opinión de Estados
Unidos, Y no por casualidad Stoltenberg viajará, al semana
próxima, a Washington para reunirse con Joe Biden.
La transición del grupo de contacto a la OTAN -conocido
hasta ahora como formato Ramstein- no es, en ningún caso, un
paso secundario (hay quienes lo vinculan expresamente al intento
de limitar los daños si Donald Trump regresa a la Casa Blanca).
Consistirá en un comando OTAN, situado en la base estadounidense
en Wiesbaden, Alemania, y con articulaciones logísticas en la
parte oriental de la Alianza, bajo el mando de un general de
tres estrellas que referirá al comandante supremo en Europa (se
habla de un staff de 700 personas).
La OTAN supervisará el adiestramiento de las Fuerzas Armadas
ucranianas en estructuras de los países aliados, administrará la
planificación y el coordinamiento de las donaciones, así como el
traslado y reparación de los equipos.
"Ayudamos a Ucrania a hacer valer su derecho a la defensa,
no entramos en el conflicto", precisó el secretario general.
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