La pérdida de la mayoría absoluta por parte del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido de Nelson Mandela que reinó sin oposición durante 30 años, desde la llegada de la democracia en el país del apartheid, fue anunciada oficialmente hoy por la Comisión Electoral, que también confirmó los porcentajes de los otros principales partidos que se conocen desde hace días.
Porcentajes que ponen en grave situación embarazosa a los dirigentes del ANC y que sugieren un largo período de consultas con un resultado todo menos predecible y no exento de peligros, con el expresidente Jacob Zuma anunciando un boicot de los resultados electorales y el presidente Cyril Ramaphosa llamando a la calma y a respetar "la voluntad del pueblo".
La Comisión Electoral Nacional de Sudáfrica anunció los resultados finales de la votación, confirmando la pérdida de la mayoría absoluta por parte del ANC. El partido de Nelson Mandela obtuvo 159 escaños de 400, la Alianza Democrática 87, el Mk 58 y el EFF 39.
El ANC terminó con poco más del 40% (40,18), seguido por sus otrora acérrimos oponentes de la Alianza Democrática (21,81%), el primero en prever la retirada y desde el principio candidato a gobernar, pese a que en su interior se albergan una serie de almas, entre ellas algunas nostálgicas del régimen blanco.
En tercer lugar, con el 14,59%, el uMkhonto we Sizwe, abreviado Mk, fundado hace apenas seis meses por el expresidente sudafricano Jacob Zuma, que abandonó el partido tras una serie de acusaciones de corrupción y condenas relacionadas.
Partido con un fuerte sesgo étnico pro zulú, al que pertenece Zuma, tiene una muela envenenada con el CNA del actual líder (y presidente saliente) Cyril Ramaphosa y postula una reforma de la Constitución que socava el Estado de derecho.
En cuarto lugar (con el 9,51%) está el Eff, que también se escindió del ANC y propugna nacionalizaciones y expropiaciones de tierras. Compaginaciones todas muy distantes entre sí y poco proclives al compromiso, empezando por el ANC, que ya ha hecho saber a quienes piden la cabeza de Ramaphosa como primer baluarte, que el partido no renunciará a su líder y que esta es una "línea rosa".
El líder de la Alianza Democrática, John Steenhuisen, aspira a gobernar a pesar de todo, llama a la unidad "por el bien del país" y hay quien dice que incluso llegó a un acuerdo preelectoral.
Zuma, por el contrario, está en pie de guerra y afirma tener pruebas de un "grave fraude electoral" que, sin embargo, no muestra. Cuestiona la competencia e integridad tanto de la Comisión Electoral como de los Observatorios dirigidos por un expresidente nigeriano que, según él, es amigo de los multimillonarios blancos.
El secretario de su partido denunció "intervenciones informáticas durante las consultas" y "dos detenciones", pero no hay confirmación al respecto.
El expresidente llegó incluso a evocar la violencia en caso de que no se quiera volver a realizar la consulta electoral. Y todavía está en la memoria de todos la crisis más grave desde el fin del apartheid que, simultáneamente con su encarcelamiento en 2021, provocó enfrentamientos en todo el país con 72 muertos en unos días de disturbios y daños millonarios.
El detonante fue la condena de Zuma, pero sobre la base del descontento generalizado por las crecientes desigualdades que el fin del apartheid no pudo evitar.
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