Sin autorización de ningún tipo, entre el 10 de agosto y el 4 de diciembre de 2021, Ricardo Adolfo La Regina produjo "con pleno conocimiento de ese acto, una acción de crueldad animal y daños irreversibles sobre fauna y flora autóctonas", afirmó la fiscal del caso.
La matanza ocurrió en una estancia de La Regina lindera con el Área Natural Protegida Punta Tombo, a 110 kilómetros de Rawson, en la provincia de Chubut, en plena Patagonia argentina, sur del país.
La zona se halla dentro de la Reserva de Biósfera Patagonia Azul, designada por la UNESCO en el año 2015. Las costas cercanas a Punta Tombo, albergan la mayor colonia de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) en el mundo, y representa el hogar de casi el 40% de su población.
La feroz acción de La Regina nació en su intención de trazar dos caminos e instalar un alambrado de 900 metros en el interior de su propiedad.
Es la primera vez que un caso de "ecocidio" llegará a esta instancia en Latinoamérica. El concepto de "ecocidio" no es nuevo, pero desde 2021 tiene una definición jurídica, escribió el diario Clarín. Ese neo-delito describe "cualquier acto ilícito o arbitrario perpetrado a sabiendas de que existen grandes probabilidades de que cause daños graves, extensos o duraderos al medio ambiente".
María Florencia Gómez, titular del Ministerio Público Fiscal Rawson, fue quien impulsó la causa bajo ese delito y se basó en el peritaje de un experto, además de las denuncias de tres organizaciones ambientales.
La procuradora realizó una recolección de pruebas pocas veces vistas en instrucciones de este tipo. Durante dos años, apeló a un dron para sobrevolar el área y convocó a geógrafos, cartógrafos y especialistas en biología marina para dar la justa dimensión a la matanza.
A pesar de las numerosas evidencias, la defensa de La Regina pidió el sobreseimiento del defendido porque "no estaba acreditado el daño ambiental". Pero, la Justicia determinó abrir un juicio, y en noviembre será el momento clave, cuando el acusado deberá enfrentar un tribunal oral integrado por tres jueces.
Nadie puede saber el desenlace del casi y si el heredero de los campos donde cometió la matanza, será absuelto o condenado a prisión (se expone a una pena de hasta cuatro años de reclusión efectiva). Lo cierto es que a la naturaleza le llevará 35 años, por lo menos, recuperarse de los daños sufridos, sostienen los entendidos.
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