El Papa Francisco abrazó hoy a un israelí y a un palestino que perdieron familiares por la violencia que sacude la región desde los ataques terroristas del 7 de octubre, ante quienes destacó "el coraje de querer la paz, pero también un proyecto de futuro".
El Pontífice participó hoy del encuentro Arena de Paz, en la Arena de Verona, organizado por distintas asociaciones de la sociedad civil impulsoras de la no violencia, entre ellas la comunidad católica de Sant'Egidio.
Francisco abrazó al israelí Maoz Inon, a quien le mataron los padres el 7 de octubre durante la masacre desatada por Hamás, y al palestino Aziz Sarah, cuyo hermano murió durante la incursión del ejército israelí en Gaza que generaron los ataques. Ambos colaboran ahora en proyectos de no violencia.
"Creo que frente a tanto sufrimiento de estos dos hermanos, que es el sufrimiento de dos pueblos, no se puede decir nada, afirmó el Papa. Ellos tuvieron el coraje de abrazarse. Y eso no es solo coraje, es testimonio de querer la paz y también de un proyecto de futuro, abrazarse".
Según Francisco, "ambos perdieron familiares, la familia se ha roto por esta guerra. ¿A quién le sirve esta guerra? Por favor, hagamos un pequeño espacio de silencio, porque no se puede hablar de esto, sino sentir y mirar este abrazo y tomar una decisión interior para hacer cualquier cosa que ponga fin a la guerra".
"Pensamos en los niños en esta y en tantas guerras, ¿qué futuro tendrán?, agregó el Papa. Me vienen a la mente los niños ucranianos que llegan a Roma: no saben sonreír, los niños de la guerra pierden la sonrisa".
"Y pienso en los ancianos que trabajaron toda la vida para sacar adelante estos dos países y pienso en su derrota. Una derrota histórica, una derrota de todos nosotros. Oremos por la paz y digamos a estos hermanos que lleven este deseo nuestro de trabajar por la paz a sus pueblos", destacó el Pontífice.
En su mensaje al encuentro, Francisco advirtió que "para poner fin a toda forma de guerra y de violencia es necesario estar junto a los pequeños, respetar su dignidad, escucharlos y hacer que su voz se escuche sin filtrarla. Encontrar a los pequeños y compartir su dolor".
"Hay que tomar posición junto a los pequeños contra la violencia de la que son víctimas, dejando atrás la cultura de la indiferencia y sus justificaciones", agregó.
El Papa recordó que "es el Evangelio que nos dice que nos pongamos del lado de los pequeños, de los débiles, de los olvidados. Es Jesús, con el gesto de lavar los pies que subvierte las jerarquías convencionales. Y siempre invita a los pequeños a estar en el centro, en medio de los otros, como testigos de un cambio necesario y posible".
Y la paz "nunca será fruto de la desconfianza, de los muros, de las armas apuntadas de unos contra otros", subrayó Francisco, que recordó que "San Pedro dice 'cosecharás tu siembra'. No sembremos muerte, destrucción, miedo, sembremos esperanza".
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