El gobierno de Israel avisó hoy a la organización Hamás que si no se llega a un acuerdo por los rehenes en el plazo de una semana, comenzará la operación en Rafah.
Sin embargo, la facción islámica acusó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de pretender socavar las posibilidades de una tregua.
Mientras que el jefe de la CIA, William Burns, llegó a El Cairo para impulsar un acuerdo que aún está en juego.
Según el diario The Wall Street Journal, que citó fuentes egipcias, el Estado judío "notificó" a Hamás que si no se alcanza un acuerdo de alto el fuego y la liberación de los rehenes en un plazo de siete días, el ejército entrará en la ciudad más al sur de Gaza, cerca de Egipto, donde se encuentran hacinados más de un millón de desplazados.
Pero Hossam Badran, miembro de la oficina política de Hamás, rechazó el ultimátum de Israel, y explicó que sus negociadores están discutiendo actualmente, internamente y con otros grupos armados palestinos, la propuesta de alto el fuego presentada a finales de abril, antes de regresar a El Cairo, donde tendrán lugar negociaciones indirectas con Israel.
Por ello, Netanyahu convocó para el domingo al Gabinete de Guerra y, a continuación, al Gabinete de Seguridad, dos hechos políticos importantes para cualquier decisión, incluso aquella de la aprobación definitiva de la ley que frena las actividades en Israel de Al Jazeera, la emisora ;;qatarí.
Estados Unidos y la comunidad internacional se oponen firmemente al ingreso israelí en Rafah.
No es casualidad que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, para evitar esa eventualidad, haya presionado repetidamente en los últimos días a Hamás para que firme el acuerdo.
Incluso el secretario de la ONU, Antonio Guterres, "imploró" hoy a Hamás y al gobierno israelí "llegar a un acuerdo".
"Sin esto -explicó- las consecuencias de la guerra tanto en Gaza como en toda la región empeorarán exponencialmente".
En tanto, la posibilidad de que la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya emita órdenes de arresto por crímenes de guerra pende cada vez más sobre los dirigentes políticos y militares israelíes.
El fiscal jefe Karim Khan rechazó los intentos de "intimidar" a la Corte después de que un grupo de senadores estadounidenses se reunieran de modo online con altos funcionarios de la CPI, en las que se expresó preocupación por posibles órdenes de arresto.
Khan exigió que "todos los intentos de obstruir, intimidar o influir indebidamente en sus funcionarios cesen de inmediato".
Y el conflicto entre Turquía e Israel también se está volviendo cada vez más encarnizado, tras la decisión de Ankara de cortar por completo el comercio con el Estado judío (cifrado en unos 9.500 millones de dólares).
"No podíamos quedarnos de brazos cruzados y mirar. La situación es inaceptable", denunció el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien explicó que la medida pretende obligar a Israel a firmar la tregua.
Luego acusó a Netanyahu "de no tener conciencia".
"Erdogan, el dictador que sueña con ser sultán", respondió, por su parte, el canciller israelí, Israel Katz en Jerusalén.
"Trabaja al servicio de Hamás, viola los acuerdos y quiere dañar a Israel, pero, en realidad, perjudica a los palestinos a los que pretende ayudar. Trabajaremos -añadió- para reducir cualquier vínculo financiero entre él, la Autoridad Palestina y Gaza".
En el día 210 de la guerra, Israel continuaba con sus operaciones en el sur y el norte de Gaza.
Al Jazeera informó sobre "un ataque aéreo nocturno contra una casa en el norte de Rafah, que se cobró 7 vidas, incluidos 4 niños".
Mientras, se supo que dos israelíes que hasta ahora se consideraban rehenes de Hamás fueron asesinados el 7 de octubre en un ataque de la facción islámica.
El primero es Dror Or, del kibutz Beeri, cuyo cuerpo fue trasladado por milicianos a Gaza.
El segundo es Elyakim Libman, identificado en Israel tras una larga y compleja investigación técnica forense.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA