Su candidato, el socialista Salvador Illa, quien fue el ministro de Sanidad durante la pandemia, partió como favorito en las encuestas en el arranque de la campaña, el viernes pasado.
Ganaría los comicios del 12 de mayo, según la encuesta del oficial Centro de investigaciones sociológicas (CIS), con el 27% de los votos, y en caso de encontrar apoyos podría convertirse en el primer presidente socialista de los últimos 14 años.
Por el segundo puesto lucharían, siempre según la encuesta, los dos partidos independentistas, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya, el partido del ex presidente regional Carles Puigdemont, huido de la justicia.
En el arranque de la campaña, Puigdemont, que aspira a volver a presidir el gobierno catalán, perdió el foco, que se trasladó a Sánchez el miércoles con su decisión de abrir un periodo de reflexión de cinco días.
Tras la decisión de hoy de seguir de Sánchez se abre la incógnita sobre cómo esta influirá en estos comicios.
A nivel nacional, el CIS sacó hoy una encuesta flash realizada tras el anuncio de Sánchez de su periodo de reflexión que otorgaba una victoria al PSOE sobre el Partido Popular (PP) de 9,4 puntos (38% frente a 29%), dando la vuelta al muestreo de abril, que arrojaba al PP un 33% de los apoyos.
La próxima cita electoral a nivel nacional son las elecciones europeas del 9 de junio, para las que el PSOE posicionó como cabeza de lista el día antes de la apertura del periodo de reflexión de Sánchez a la viceministra y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Los líderes independentistas acusaron hoy a Sánchez de "tacticismo electoral", dijo Jordi Turull, secretario general del partido de Puigdemont, Junts per Catalunya, que dijo que quiere "interferir en las elecciones catalanas".
Afirmó que "intentar convertirlas en una herramienta al servicio de la supervivencia política de su partido es un acto impropio de alguien con su responsabilidad". Para el presidente regional catalán, Pere Aragonès, candidato de ERC, "hemos visto una cortina de humo, un acto electoral durante cinco días que ha acabado con una performance en base de sermón".
Fue, añadió, "un gesto personalista, sin ninguna propuesta concreta para combatir a esta ultraderecha. Hemos asistido a una sobreactuación absolutamente desproporcionada", dijo.
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