La última cumbre de los 27 países antes de las elecciones europeas significa para la premier italiana Giorgia Meloni, un plus a raíz de la sombra del expremier Mario Draghi como posible candidato a ocupar una función como dirigente en Europa.
El discurso en la localidad belga de La Hulpe, pronunciado por el también expresidente del Banco Central Europeo (BCE) el martes pasado, cuando planteó que la Unión Europea carece de una estrategia "para mantener el ritmo" en una carrera "cada vez más feroz" por el liderazgo de las nuevas tecnologías, intensificó los rumores de que estaría al frente de Europa, en la Comisión o como sucesor de Charles Michel.
Una hipótesis que, para la mayoría gubernamental, corre el riesgo de ser explosiva también para la campaña electoral que está a punto de comenzar, y sobre la cual la política líder de la fuerza Hermanos de Italia prefiere mantener distancia.
"Me alegro de que estemos hablando de un italiano, pero el debate sobre Draghi es filosófico. Son los ciudadanos los que deciden", subrayó a los periodistas al final de la cumbre.
"Espero que cuando nos reunamos nos encontremos con una Europa diferente", afirmó la premier.
Con el concepto de cambio se vinculará Meloni, presionada por Matteo Salvini, impulsada en Europa por la francesa Marine Le Pen y observada con creciente atención por la derecha en ascenso.
Y quizás, no por casualidad, en lugar de insistir en la autoridad del expremier, subrayó otro aspecto a los periodistas: "lo que me interesa es que tanto Draghi como Enrico Letta, considerados dos europeístas, nos dicen que Europa debe cambiar".
Que Draghi es un nombre inconveniente para el plan electoral y para el equilibrio mayoritario de los partidos de derecha que conforman el gobierno italiano es implícito.
Así lo demuestran las palabras de Matteo Salvini, según las cuales "la Liga ya hizo sus sacrificios con Draghi y nosotros también los hemos pagado".
O las del líder del grupo Forza Italia en el Senado, Maurizio Gasparri, quien, a pesar de respetar al expremier, sostiene que las cumbres de la UE deben ir "a quien tenga más votos".
Sin embargo, más allá de las posiciones sobre el terreno, cierto establishment político, económico e institucional, en Italia y en Europa, se está moviendo en la dirección que haría que el "formidable" -como lo definió el presidente francés, Emmanuel Macron- ex primer ministro italiano esté en las altas esferas de la UE.
Nada cambiará antes del 9 de junio y, como explicó una fuente europea cualificada, por ahora prevalece la cautela.
Pero, inmediatamente después de la votación, todo será una cuestión de tiempo.
Con una primera cita marcada en rojo: la cena de dirigentes del próximo 17 de junio. Y ninguno de los grandes de Europa querrá sufrir la elección de otros, especialmente si se trata de Meloni y la opción Draghi.
Por el momento, la candidata favorita sigue siendo Ursula von der Leyen, propuesta por el Partido Popular, quien va en camino de ganar las elecciones europeas.
Meloni vio a la presidenta saliente de la Comisión al margen de la cumbre de la UE y se centró en los temas que más unieron a las dos líderes: la inmigración, el plan Mattei y la necesidad de aumentar las repatriaciones.
El eje entre Meloni y vVn der Leyen está destinado a mantenerse un poco más, pero todo podría cambiar tras las elecciones.
Sobre la deuda común y el suministro energético del "Green Deal", Meloni quiere, en efecto, un cambio de dirección.
Mientras, explicó a los periodistas que está mal hablar a los medios extranjeros sobre un país basándose en "invenciones".
Sobre la posible compra de la agencia de noticias de Italia, AGI, al editor Antonio Angelucci, quien es también diputado de la Liga -uno de los tres partidos de la mayoría gubernamental- la premier negó lo que calificó como "una gran fake news".
Y también negó cualquier "deriva" hacia el control de los medios, mientras su partido propuso eliminar y no introducir penas de prisión para los periodistas.
E incluso sobre la cuestión del aborto, que ha enfrentado a Roma y Madrid en las últimas horas, Meloni habló de falsedades.
"Es la izquierda la que quiere cambiar la ley 194, no nosotros.
Queremos garantizar sólo la libre elección", dijo.
Finalmente, en política exterior, parece estar totalmente en línea con Europa.
Al respecto, aseguró que "se harán todos los esfuerzos posibles" para dotar a Kiev de una defensa aérea adecuada, mientras se mostró conforme con la inclusión del asunto libanés, especialmente apreciado por el Palacio Chigi en las conclusiones de la cumbre.
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