Los ministros de Exteriores del G7, el grupo de economías más poderosas del planeta, se realizaba en la bella isla de Capri, que hoy estuvo blindada, con el espacio aéreo y marítimo cerra, y con miles agentes y turistas curiosos.
"Hay más policías que turistas, pero está bien, hemos llenado el 90% de las habitaciones", comentó un hotelero.
Así, aunque la isla esté blindada, los emprendedores en hotelería recibieron con agrado la invasión de gente.
"También porque estamos en un período que aún no es temporada alta y sólo hay algo que ganar con ello", añadió el hotelero.
Los turistas, intrigados, miraban entre una barrera y un puesto de control.
Y los controles, a pesar de las fuerzas desplegadas con 1.400 efectivos policiales ubicados entre Nápoles y la isla, eran discretos.
Había pocas prohibiciones, como que mañana cerrarán los jardines de Augusto.
La parada para todos se produce frente al hotel Quisisana, sede de los grandes del mundo convertida en una "zona roja", prohibida para la mayoría.
Mónica y su novio William proceden de Kansas, el corazón de Estados Unidos: "No sabíamos nada del G7 cuando reservamos, pero Capri es fabulosa incluso así", dijeron.
Junto con ellos, un grupo de turistas de Estados Unidos aplaudió la llegada del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien devolvió la gentileza y los saludó.
Otra pareja de turistas franceses se quejaba de la mala promoción de la cumbre: "Debería haberse anunciado mejor, tal vez habríamos elegido otra fecha para venir, pero también está bien".
Y si algunos residentes abandonaron Capri para no verse abrumados por el caos, los comerciantes estaban de celebración.
Ersilia Buonocore es propietaria junto con su hermano de una pastelería que existe desde hace más de 80 años.
"Estamos acostumbrados al caos, que así sea. Incluso los turistas se lo tomaron bien, Capri es Capri", declararon.
"Hay ganas de formar parte de la fiesta y estamos pensando en un manjar dedicado al G7".
"Es un buen comienzo para el resto de la temporada -subrayó el presidente de Ascom Confcommercio Capri, Luciano Bersani- es una pena el mar embravecido y el mal tiempo, pero las cosas van bien por el momento y luego estamos acostumbrados a vivir con las multitudes. Si las autoridades creían en la isla, la isla tenía que creer en ellas".
Entre las curiosidades expuestas se encuentra un sujetador blanco adornado con los colores de los países del G7, con banderas nacionales. La prenda, expuesta en una tienda de tejidos de Via Vittorio Emanuele, despertó la curiosidad de los turistas. Y hubo alguien que preguntó si estaba a la venta".
En tanto, el espectáculo de fuegos artificiales fue cancelado: era la sorpresa que tenía reservada el Ayuntamiento de Capri para despedirse de los delegados del G7 mañana por la tarde, pero razones de seguridad lo impidieron.
Esa seguridad solicitada al más alto nivel especialmente por las autoridades estadounidenses para sus delegados, que llegaron a bordo de vehículos blindados especiales.
Por la tarde, se realizaba una ceremonia de firma del libro de los invitados ilustres, en homenaje a la antigua tradición vigente en las casas de Capri de conservar un volumen para que los amigos visitantes lo firmen.
Se entregará a los ministros del G7 un libro de edición limitada sobre la plaza de Capri acompañado de fotografías inéditas.
El único defecto del día fue el mal tiempo, con el mar embravecido y un viento fuerte que soplaba en la isla, lo cual llevó a que la mayoría de la gente saque las chaquetas de los armarios.
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