La celda en la que estuvo en los últimos meses el opositor ruso Alexei Navalny, fallecido repentinamente hoy, está situada en una prisión conocida como la "Colonia de los Lobos Polares", una de las más duras de toda Rusia, donde en los largos inviernos la temperatura alcanza los 30 grados bajo cero.
Su nombre técnico es IK 3, cerca del pueblo de Karp, en la región de Iamal-Nenets, 60 kilómetros más allá del Círculo Polar Ártico, y 1.900 kilómetros al noroeste de Moscú.
La ciudad más cercana, a unos 100 kilómetros, es Vorkuta, cuyas minas de carbón formaban parte del sistema soviético de gulag, los campos de trabajos forzados.
El 26 de diciembre de 2023 fue el día en que el enemigo número uno de Vladimir Putin llegaba a la que sería su última prisión.
Llegó a este rincón polar tras un traslado de 20 días, un vía crucis habitual en los movimientos de presos considerados especialmente peligrosos, en condiciones de cero garantías para la seguridad y la salud de los condenados.
Nada más llegar, con mucho buen humor, describió así el lugar: "Soy su nuevo Papá Noel pero con un régimen especial.
Desgraciadamente aquí no hay renos, sino perros pastores enormes, peludos y muy bonitos. Y lo más importante: ahora vivo por encima del Círculo Polar Ártico".
En esas latitudes los inviernos son largos y duros, las comunicaciones muy difíciles y evidentemente Navalny ya sabía que no tendría muchas oportunidades de visitas.
Una detención extrema, que Navalny describió así: "Todavía no puedo entretenerlos con historias sobre animales polares porque por la ventana sólo puedo ver la valla, que está muy cerca. También salí a caminar. En el patio es una celda cercana, un poco más grande, cubierto de nieve".
"Y vi un convoy, no como en el centro de Rusia, sino como en las películas: con ametralladoras, guantes y botas de fieltro. Y con los mismos hermosos y peludos perros pastores.
Pero no se preocupen por mí. Estoy bien." En aquellos días, uno de sus colaboradores más cercanos, Leonid Volkov, decía que es "casi imposible llegar a esta colonia, es casi imposible incluso enviar cartas".
"Es el lugar más aislado del mundo", dijo, hace un par de días, Navalny, quien había vuelvo a hablar de sus condiciones, con palabras que hoy parecen una premonición.
"La prisión de Iamal decidió batir el récord de Vladimir para halagar y complacer a los autoridades de Moscú. Me acaban de dar 15 días en una celda de castigo. Quiero decir, esta es la cuarta celda de penalización en menos de dos meses que estuve con ellos".
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