"Beirut puede volverse como Gaza", advirtió el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en respuesta a los ataques desde el norte de la frontera, mientras en la Franja el ejército anunció el inicio de la "fase tres" de la ofensiva, menos intensa y con ataques específicos.
El comandante de Hezbolá, Wissam Hassan Tawil, recibió el mismo impacto que al Arouri. Un cohete lanzado por un dron contra el coche en el que viajaba en una localidad a unos 10 kilómetros de la frontera con Israel.
A bordo se encontraba al menos otro miembro del grupo armado, gravemente herido.
Según fuentes libanesas, Tawil tuvo "un papel destacado en la dirección de las operaciones militares en el sur", y en las imágenes difundidas por el movimiento proiraní se le puede ver junto a Hassan Nasrallah y el jefe del grupo iraní Pasdaran Qassem Soleimani, asesinado por Estados Unidos hace cuatro años.
El bombardeo contra Tawil comenzó después de un ataque de Hezbolá contra un centro de defensa aérea israelí en el Monte Meron, en Galilea, que causó daños.
Se lanzaron sobre el objetivo los supermisiles Kornet, que serían capaces de escapar de la Cúpula de Hierro: un salto de calidad para las milicias libanesas que empujó al Estado judío a abrir una investigación para "hacerlo mejor en el futuro", mientras que en los días pasados se probó un dirigible capaz de detectar misiles balísticos y de crucero.
Un líder parlamentario de Hezbolá, Muhammad Raad, explicó que su movimiento "no quiere que el conflicto se extienda a menos que Israel detenga sus ataques", pero el gobierno de Benjamin Netanyahu no está dispuesto a mostrar debilidad.
"Haremos todo lo necesario para restablecer la seguridad aquí en el norte", aseguró el primer ministro durante una inspección cerca de la frontera.
El Ministro Gallant fue más claro, advirtiendo a las autoridades libanesas en una entrevista con el Wall Street Journal: sin un acuerdo que permita a los habitantes de la Alta Galilea regresar a sus hogares (bombardeados por Hezbolá), "tenemos la capacidad de hacer una 'copia-pega' de Gaza con Beirut".
Por la tarde, el ejército anunció que también había matado a Hassan Akasha, miembro de Hamás responsable de los lanzamientos de cohetes desde Siria. Y la contención del frente norte va de la mano de una nueva fase de la guerra en Gaza.
Gallant y el portavoz militar Daniel Hagari anunciaron que a partir de ahora se utilizarán menos fuerzas terrestres y ataques aéreos para centrarse en "diferentes tipos de operaciones especiales".
Para liberar a todos los rehenes (la Yihad Islámica difundió un nuevo vídeo de un prisionero) y "destruir a Hamás" llevará tiempo, advirtió Gallant, que ya había evocado un conflicto para todo 2024.
Mientras tanto, el frente más candente, queda aquel del sur.
Según fuentes locales, las muertes en la Franja superan los 23.000, mientras que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos pidió una investigación para aclarar el "elevado número" de periodistas palestinos asesinados: 102 hasta ahora.
Estados Unidos espera una transición a una fase menos intensa de los combates, para proteger a los civiles tanto como sea posible. El secretario de Estado, Antony Blinken, que denunció una "situación desastrosa" en Gaza, en su cuarta misión a Medio Oriente desde el pasado 7 de octubre, hizo escala en Emiratos y en Arabia Saudita, donde se reunió con el príncipe heredero Mohamed bin Salman (y el alto representante de la UE, Josep Borrell).
Con el objetivo de involucrar a socios regionales en la mediación. Washington también sigue trabajando por el futuro de Gaza, empezando por un gobierno que vuelva a poner en juego a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). a pesar de la oposición de Netanyahu.
Blinken también calificó de "irresponsables" e "incendiarias" las hipótesis de una salida masiva de la población de la Franja evocadas por los ministros de ultraderecha Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir.
Todos ellos temas espinosos que abordará con las autoridades israelíes el jefe de la diplomacia estadounidense, que después de Riad se trasladó a Tel Aviv.
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