"La reforma era necesaria, ¿pero era aceptada? Claramente, no. Pese a meses de concertación, no se pudo hallar un consenso.
Y lo lamento, pero debemos extraer las enseñanzas de esto", dijo Macron en un discurso que pronunció a la nación.
"Sentí la rabia de los franceses. Sentí en las manifestaciones una oposición a la reforma, afirmó el presidente, pero también una voluntad de redescubrir el sentido del trabajo, de mejorar sus condiciones, de tener carreras que permitan progresar en la vida".
Macron pasó luego a las que, según él, eran las "razones" de la "ira" de los manifestantes: "la ira por un trabajo que, para demasiados franceses, ya no permite una buena vida, frente a la subida de los precios, el depósito de gasolina lleno, la compra en el almacén".
"La rabia porque algunos tienen la sensación de que están haciendo su parte, pero sin que su esfuerzo sea recompensado, ni en ayudas públicas, ni en servicios públicos eficaces", añadió.
"Es toda esta rabia que muchos franceses han expresado manifestándose, y -en su inmensa mayoría- en la calma y el respeto a las instituciones. Nadie, y menos yo, puede permanecer sordo a esta demanda de justicia social y de renovación de nuestra vida democrática".
La reforma de las pensiones "era necesaria para garantizar la pensión de todos y producir más riqueza para nuestra nación", agregó.
"Mientras aumenta el número de pensionistas -dijo Macron- y se alarga nuestra esperanza de vida, la respuesta no podría haber sido bajar las pensiones o aumentar las cotizaciones de quienes trabajan".
"Los cambios previstos por esta ley de pensiones entrarán en vigor gradualmente a partir de otoño", detalló el mandatario.
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