A casi un mes de la decisión de Washington de congelar por tres meses los financiamientos a la agencia norteamericana USAID, gran parte de los cuales son destinados a Africa, la situación en algunos países en vías de desarrollo comienza a ser muy preocupante, especialmente en el sector de la salud.
En Nairobi, el ente estatal para la distribución de los fármacos KEMSA dio la alarma y advirtió que las existencias de algunas medicinas "salvavidas" como, por ejemplo, los antirretrovirales para los enfermos de HIV se están acabando y que si la situación perdura, también en lo que respecta a la enfermedad y otras patologías las estructuras públicas estarían imposibilitadas en proporcionar medicinas gratis o a precios accesibles para la población.
"Las consecuencias podrían ser catastróficas porque, a diferencia de otros proyectos estadounidenses que fueron recortados o suspendidos, en el ámbito de los derechos humanos o de la gobernanza, la asistencia sanitaria no puede esperar y la sanidad de Kenia depende en gran medida de la USAID", explica a ANSA el padre Renato Kizito Sesana, un sacerdote comboniano que trabaja en África desde hace más de 50 años y que fundó en Nairobi la comunidad Koinonia que ayuda a los niños de la calle en los barrios marginales.
Para el padre Kizito, tres meses para Kenia es una eternidad muy peligrosa.
"Si al menos no se garantizan las emergencias y la emergencia del HIV en África, el número de pacientes gravemente enfermos y de muertes aumentarán en poco tiempo" La inquietud de los operadores kenianos en el sector es más que evidente.
Para John Muli, cofundador de la comunidad Salama
que se ocupa de las madres adolescentes en la barriada de
Kibera, la más grande y poblada del continente africano, donde
ya es evidente la dificultad de acceder a medicamentos que, sin
la ayuda de USAID, cuestan demasiado para las jóvenes del lugar.
Esto puede desencadenar en breve una cadena de situaciones
desesperadas.
"Muchos de ellos son HIV positivos y están siendo tratados
con medicamentos estadounidenses que previenen la transmisión
del SIDA de madres a hijos durante la lactancia -explica Muli a
ANSA-. Hay mucho temor por la suerte de muchos recién nacidos.
Además, si las jóvenes quieren continuar el tratamiento,
necesitarán dinero y para conseguirlo se verán obligadas a
prostituirse, con el riesgo real de un nuevo crecimiento
exponencial de la enfermedad en Nairobi, adempas porque USAID
también distribuyó preservativos gratuitamente".
Actualmente, en Kibera más de una de cada 10 personas son
seropositivas, el doble de la media nacional, una media que
corre el riesgo de aumentar exponencialmente día a día. La
petición de las organizaciones no gubernamentales a Estados
Unidos es reactivar al menos el plan sanitario PEPFAR, que en 20
años en Africa oriental concedió 8.000 millones de dólares,
frente a los 110.000 millones total para la respuesta global al
HIV y SIDA.
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