La nueva vida en Gaza incluye también ese plato de fruta y verdura que falta desde hace tiempo en la mesa.
Y sobre todo, es el silencio, sin bombas ni drones sobre nuestras cabezas, al que ya no estábamos acostumbrados.
El párroco católico, padre Gabriel Romanelli, cuenta la historia. Son horas de alegría pero también de angustia para la comunidad cristiana porque no es un misterio que la tregua es frágil y que hay muchas incógnitas sobre el futuro.
Mientras tanto, llega cierta confianza también por parte de las reservas de los peregrinos: "A partir del 1 de abril, Casanova Jerusalén estará casi llena", dice feliz el vicario de la Custodia de Tierra Santa, el padre Ibrahim Faltas, refiriéndose a la estructura para peregrinos en el corazón de la Ciudad Vieja.
La noticia de la tregua anima también a quienes quieren volver a esa tierra en peregrinación, especialmente para Semana Santa. Y esto puede dar un soplo de aire fresco a muchos cristianos que viven del turismo religioso y que se han quedado sin trabajo en estos quince meses.
"La gente está contenta aunque sabe que la tregua no es todavía la paz" pero "esperamos que sea el inicio de un camino de paz y de una nueva fase en Tierra Santa y de reconciliación y justicia entre palestinos e israelíes", afirmó Romanelli, el párroco de la única iglesia católica de la Franja de Gaza.
Entre las novedades están "el silencio ensordecedor", "ensordecedor porque te hace pensar" y "te hace agradecer a Dios por este regalo", dice. "No hay sonido de disparos, de armas y ni siquiera hay drones".
Y luego también la llegada a la mesa de fruta y verdura: "Los precios siguen estando por las nubes pero ayer, como cada domingo, quisimos hacer un almuerzo especial para todos aquellos que se han refugiado en la parroquia".
Las frutas y verduras llegaron gracias a las donaciones del Patriarcado Latino de Jerusalén pero "hay muchos cargamentos de ayuda en la frontera y algunos alimentos ya se han estropeado.
Por eso algunos jóvenes están haciendo la selección para distribuirlos a las familias de la parroquia y en los barrios más pobres que la ciudad de Gaza".
El franciscano Faltas habla de un "día histórico", el del domingo, para el que ahora "es importante el trabajo de la comunidad internacional. Si no se llega a una solución después de setenta años, si no se encuentra una solución ahora, con todas estas víctimas , nunca lo encontrarán".
El nuevo presidente estadounidense Donald Trump tiene un papel protagonista: "Me encontré con Trump en París, en la inauguración de Notre Dame -relata el padre Faltas-. Dijo que inmediatamente después de convertirse en presidente vendrá a Jerusalén", "está convencido que una solución es posible".
"Ha trabajado mucho para conseguir esta tregua, cuando quiera podrá hacerlo", subraya el vicario de la Custodia. Para el padre Faltas la solución sigue siendo "dos pueblos, dos Estados" y por eso, según él, es necesario apoyar a Abu Mazen: "es un hombre de paz, los israelíes deben ayudarlo".
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