Ahora la elección podría recaer en otra arma, la nuclear, la única, como muestra el ejemplo de Corea del Norte, que haría intocable a la República Islámica.
La caída de Bashar al Assad "es como la caída del Muro de Berlín para el eje iraní", afirmó al New York Times un responsable de la Guardia Revolucionaria de Teherán, que habló del "pánico total" que se está extendiendo entre los dirigentes iraníes desde el inicio de la imparable avance de los rebeldes y yihadistas en Siria.
Mientras Benyamin Netanyahu afirma que lo que era "un eslabón central en la cadena del mal de Irán" está desapareciendo de escena.
Se trata, sin embargo, de un punto de inflexión, advierte el primer ministro israelí, que "no está exento de riesgos".
Por los nuevos peligros que podrían surgir
de Siria, por supuesto, pero también por las futuras opciones
estratégicas de Irán.
Teherán "adoptará un enfoque y posiciones apropiadas" en
función de "los acontecimientos en Siria y la región, así como
del comportamiento de los actores" sobre el terreno, comentó el
Ministerio de Asuntos Exteriores. Un planteamiento político,
pero tampoco se puede descartar nada en el ámbito militar. Y los
pensamientos inevitablemente se dirigen al programa nuclear.
En septiembre pasado, el ministro de Asuntos Exteriores,
Abbas Araghchi, afirmó que se estaban realizando intentos de
reanudar las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear de
2015, del que Estados Unidos se retiró tres años después por
decisión del presidente Donald Trump. Luego, sin embargo,
vinieron los ataques contra los comandantes de Hezbolá en el
Líbano y el asesinato de su líder, Hassan Nasrallah, en una
incursión en Beirut.
El bombardeo de Siria también había afectado las líneas de
suministro de los combatientes chiítas del Partido de Dios.
Acorralado en el terreno, Teherán anunció el mes pasado que
estaba poniendo en funcionamiento centrifugadoras de
enriquecimiento de uranio "nuevas y avanzadas".
Y en los últimos días el director general de la Agencia
Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, afirmó
que Irán podrá producir 34 kilogramos de uranio enriquecido al
60 por ciento frente a los 4,7 kilogramos producidos
anteriormente.
Y según el propio Grossi, la República Islámica es el único
país no equipado con armas nucleares que enriquecen material
fisionable a este nivel, muy por encima del necesario para
producir combustible para las centrales eléctricas (3-5 por
ciento) y peligrosamente cerca del 90 por ciento necesario para
producir ojivas atómicas.
"El programa nuclear de Irán es pacífico y se basa en las
necesidades técnicas del país, y continuará bajo la supervisión
de la OIEA", dijo el portavoz del ministerio de Asuntos
Exteriores, Esmail Baghaei. Pero en un Medio Oriente marcado por
tensiones y agitaciones políticas tan rápidas, cualquier alarma
parece justificada.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA