Grandes expectativas, esta vez, hay en relación con el fiscal general, porque Trump quiere un ministro "vengador" de sus "enemigos internos": en cabeza de la lista está Jeff Clark, alto ejecutivo del Ministerio de Justicia implicado en los intentos de revertir el voto en 2020, y el senador Mike Lee, pero la hipótesis de Aileen Cannon, la jueza que hundió el caso de los documentos secretos de Mar-Lago, también se recupera.
Algunos nombres ya parecen seguros, como Elon Musk al frente de la nueva comisión para la eficiencia gubernamental y Robert F.
Kennedy Jr, con un papel en el sector de la salud y la
seguridad alimentaria (quizás en la FDA).
También el de Susie Wiles, de 67 años, directora de campaña
de Trump junto con Chris LaCivita, y considerada la verdadera
eminencia gris detrás de su triunfo.
Es la única persona, además de su vice J.D.
Vance, a quien
le pasó el micrófono en su discurso de victoria, pero ella le
agradeció y se negó porque, como explicó el propio magnate,
"Susie, 'Ice baby', prefiere quedarse detrás, en un segundo
plano".
Fanática de los Jaguares, madre de Kate y Caroline, abuela
de Easton, Wiles es una veterana de la política, desde la
campaña de Reagan en 1980 hasta la de Ron DeSantis, a quien
abandonó para regresar a Trump, con quien ya había trabajado en
2016.
Ahora podría convertirse en jefa de gabinete de la Casa
Blanca, una de las cinco figuras más poderosas de la
administración.
Alternativamente, están la abogada Brooke Rollins,
exdirigente de la Casa Blanca de Trump, y el exspeaker de la
Cámara de Representantes Kevin McCarthy (aunque no bienvenido en
el mundo Maga), mientras que LaCivita podría convertirse en la
secretaria de prensa.
Entre los miembros de la familia que ocupan la primera
posición se encuentra Lara Trump, la esposa de Eric, quien, sin
embargo, quizás le sirva más en el papel de copresidenta del
Comité Nacional Republicano (RNC).
Otros nombres parecen poco probables, como el del ex
estratega Steve Bannon (demasiado controvertido), la ex
embajadora en la ONU Nikki Haley (eliminada de la campaña) e
incluso la ex demócrata convertida al trumpismo Tulsi Gabbard.
Entre sus antiguos rivales en las primarias se encuentran
Marco Rubio (Asuntos Exteriores), Vivek Ramaswamy (Comercio) y
el gobernador de Dakota del Norte (Energía).
Pero el magnate es conocido por su imprevisibilidad, como
cuando, en 2016, anunció como secretario de Estado a Rex
Tillerson, quien no estaba entre los primeros 3.000 nombres de
candidatos mencionados.
Para el liderazgo de la diplomacia estadounidense, además
del de Rubio, se contabilizan los nombres del exembajador en
Berlín, Ric Grenell, el senador y ex embajador en Japón, Bill
Hagerty (un halcón anti-China), y el ex asesor de seguridad
nacional, Robert O. Brien.
También en la pista está Mike Pompeo.
Todos ellos también son favoritos para otros puestos de
seguridad nacional, junto con John Ratcliffe, exdirector de
Inteligencia Nacional; Matt Pottinger, exasesor adjunto de
seguridad nacional, y Brian Hook, ex enviado de Trump para Irán.
Para el Pentágono, la lista incluye a Pompeo, al ex asesor
de seguridad nacional Mike Waltz. En cuanto al senador Tom
Cotton, que tiene ambiciones presidenciales, optó por no ocupar
este u otros puestos.
En la parrilla de salida para el Tesoro hay un exponente de
Wall Street, como John Alfred Paulson, el expresidente de la SEC
(la Comisión de Bolsa y Valores;; de los Estados Unidos) Jay
Clayton o el gestor de fondos de cobertura Scott Bessent, el
máximo recaudador de fondos de Trump y su ex asesor económico
(partidario de los aranceles).
Pero también el ex representante comercial de Estados
Unidos, Robert Lighthizer, que también se postula como nuevo
secretario de Comercio, junto con Linda McMahon (jefa de la
Administración de Pequeñas Empresas durante la presidencia
anterior).
Además, circula el nombre de la diputada Elise Stefanik,
número cuatro de la dirección republicana en la Cámara, como
embajadora ante la ONU.
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