La lista de sus enemigos es larga: va desde rivales políticos, principalmente Nancy Pelosi y Liz Cheney, hasta "traidores" que le han dado la espalda como sus ex generales.
Sin olvidar a los medios de comunicación "enemigos del pueblo" y sobre todo el "corrupto" Departamento de Justicia "utilizado como arma por los demócratas" para perseguirlo.
Trump lleva meses criticando al ministerio fiscal dirigido por Merrick Garland, señalando al procurador especial Jack Smith, que lo acusó del asalto del 6 de enero al Congreso y de los documentos secretos en Mar-a-Lago. La acusación en Georgia por intento de subvertir las elecciones de 2020 también pesa sobre el presidente electo: aún está por verse si el caso procederá y cómo, pues la fiscal que lo acusó, Fani Willis, ha sido reelegida.
La única condena que le han impuesto hasta el momento fue en Nueva York por el pago a la estrella porno Stormy Daniels. La sentencia se espera para el 26 de noviembre: sobre el papel, Trump corre el riesgo de ir a prisión desde donde, como exige la ley, aún podría gobernar el país.
Como presidente, una de sus primeras iniciativas podría ser conceder indultos a los "patriotas" condenados por el asalto al Congreso de 2021. En Trump 2.0, sin embargo, las mujeres siguen en vilo: el presidente electo ha dejado claro que no quiere imponer una prohibición nacional del aborto, pero se teme que haya sido simplemente una posición blanda para ganar (o no perder) votos.
En la nueva era MAGA (Make America Great Again), Trump también tiene la oportunidad de su vida de hacer realidad sus promesas, desde la "mayor deportación de inmigrantes en la historia de Estados Unidos" hasta el aumento de los aranceles.
Y se ve facilitado por un mayor conocimiento de cómo funciona el gobierno: si durante los primeros cuatro años se quejaba de cómo el exceso de burocracia ralentizaba sus proyectos, ahora conoce el sistema y puede sortear más fácilmente lo que considera obstáculos, persiguiendo su agenda con mayor eficacia y rapidez.
Incluso si el magnate necesitará que el Congreso implemente muchas de sus iniciativas, como recortes de impuestos, para los temas más importantes para él, como la política exterior -ha prometido que "detendrá" las guerras en curso-, puede actuar solo aprovechando su lienzo de relaciones con otros "hombres fuertes", como lo llamó el New York Times, incluidos los presidentes ruso y norcoreano, Vladimir Putin y Kim Jong-un.
En sus primeras palabras tras la victoria, el magnate aseguró que cumplirá sus promesas: por otro lado, explicó en tono mesiánico, refiriéndose a los dos intentos de asesinato de los que fue víctima: "Dios me perdonó por una razón. Y esa razón es salvar el país. Ahora completaremos nuestra misión".
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