Y si Estados Unidos rural empujó la victoria del magnate neoyorquino con una fuerza mayor de lo previsto en la vigilia, por el contrario el apoyo a la demócrata en las áreas suburbanas se reveló inferior al necesario para acceder a la Casa Blanca.
Principalmente en el llamada "Cinturón de Oxido", el estados claves del Medio Oeste que vieron desmoronarse el Muro Azul (Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, todos se vistieron de rojo).
El análisis demográfico del voto confirma la batalla de los sexos: el 54% de las electoras votaron por Harris contra el 45% de Trump, pero el realineamiento a la derecha en algunos estados clave de los electores hispánicos y, en menor medida, de varones afro-estadounidenses -hasta ahora bastiones demócratas- catapultó al republicano a la victoria.
Los papás votaron el magnate 58 a 39, mientras las mamás eligieron a Kamala 53 a 44, y lo mismo hicieron las mujeres sin descendencia (las "gatas sin hijos", en la definición del vice republicano J.D. Vance ).
En el frente de la raza, Trump despobló entre los blancos: 55 a 43, mientras el 85% de los electores afro-estadounidenses se alineó con la demócrata. En el papel Harris ganó el voto de los hispanos, favorables a ella en un 53% contra el45% de Trump, pero los números esconden un cambio de tendencia dramático para el partido del asno: cuatro años atrás el margen de victoria de Biden en este grupo étnico fue del 33%. Entre los latinos siete de cada 10 juzgaron al economía "en mal estado" y para cuatro de cada 10 fue este el tema determinante en el momento del voto.
Entre los jóvenes -para un total del 16% del electorado- los varones de la Generación Z que concurrieron a las urnas (no era obvio) indicaron el nombre del magnate en la papeleta confirmándose nuevos jugadores en las dinámicas electorales. En 2020 el "viejo" Biden ganó 24 puntos entre los nacidos luego de 1995, mientras Harris se estancó en un +10%.
Paradojalmente la candidata demócrata, respecto a Biden cuatro años atrás, fue mejor entre las "panteras grises": Trump en 2020 venció entre los mayores de 65 años con un margen de cinco puntos, esta vez el voto de los jubilados fue 50 a 50.
El nivel de educación -o la ausencia- acentuó los desplazamientos: en 2024 los jóvenes afro-norteamericanos con el solo bachillerato se movieron 20 puntos hacia Trump respecto a cuatro años atrás, triplicando la montaña de consensos del presidente electo en aquella franja demográfica. Inalterable, en vez, el respaldo de loa afro-estadounidenses más ancianos con el mismo nivel de educación: fueron el 95% para Biden y siguieron con 95% para Harris que, si hubiese sido elegida, habría sido la primera mujer presidenta negra de Estados Unidos.
La universidad, en efecto, fue una divisoria de aguas: entre los laureados Harris obtuvo 57 a 41, pero entre los sin laurea fue Trump el que se adueñó 54 a 44. Respecto a Biden, Kamala hizo progresos solamente entre las mujeres con titulo, las misma que en 2022 empujaron la performance demócrata en las elecciones de medio término.
Este año, a juzgar por las encuestas a boca de urna que pusieron a la cabeza entre los temas calientes la democracia y la economía, el derecho de elección de las mujeres después del vuelco por parte de la Corte Suprema de la sentencia Roe contra Wade fue menos determinante.
Un desplazamiento incluso en el hecho de la religión: en 2020 el sufragio de los católicos -un cuarto del total del electorado- fue para el correligionario Biden, el segundo jefe de la Casa Blanca después de JFK bautizado en la fe de Roma: Trump ayer lo venció 56 a 41. El grupo religioso más alineado con el ex y futuro presidente fue el de los blancos "cristianos renacidos": ocho de cada 10 votaron por él.
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