Suspender la ofensiva militar israelí, que registró hoy un nuevo y duro golpe en Beirut, y ganar precioso tiempo para que Hezbolá, arrinconado por la furia de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), llegando a un acuerdo en todos los ámbitos que incluya la cuestión de Gaza: es la "misión imposible" confiada por el movimiento libanés pro-irani a Nabih Berri, inamovible presidente del Parlamento libanés y desde hace medio siglo figura central de la política medioriental.
Junto con el enviado especial estadounidense Amos Hochstein, Berri elaboró un proyecto de acuerdo marco, que hasta ahora fue rechazado por Israel, pero que consiguió el apoyo de numerosas Cancillerías occidentales y árabes.
Este hipotético acuerdo prevé esencialmente una tregua en los dos frentes, Gaza y Líbano, para resolver una por una las distintas cuestiones político-militares: desde la retirada israelí de la Franja hasta la liberación de los rehenes en poder de Hamás; desde el fin de las operaciones israelíes en el Líbano y las de Hezbolá en Galilea, al regreso de aproximadamente 200.000 libaneses e israelíes desplazados a ambos lados de la línea de demarcación.
Desde hace más de cuarenta años Berri es una figura crucial en la política y la diplomacia de la región, capaz de navegar con desenvoltura entre crisis internacionales, conflictos inernos y complejas tratativas.
A los 87 años, el líder del movimiento armado Amal, estrecho aliado de Hezbolá, se encuentra, una vez más, en el centro de un desafío diplomático de vasto alcance, hasta ahora encallado por el neto rechazo israelí.
Hochstein, el principal interlocutor de Berri, representa la cara de la diplomacia estadounidense en este delicado proceso.
Nacido en Jerusalén, Hochstein sirvió en el ejército israelí durante los años de la ocupación israelí del sur del Líbano (1978-2000). Berri y Hochstein hablan constantemente, casi todos los días, especialmente en el contexto posterior al 7 de octubre. Y el borrador de acuerdo propuesto en las últimas horas es el resultado de negociaciones entre ambos que se prolongan desde hace meses.
De acuerdo con lo filtrado desde el despacho de Berri, la primera fase del pacto supondría el cese de las operaciones militares por parte de Israel y la definición de un calendario para la retirada de las tropas del enclave palestino.
Conforme las fuentes, Estados Unidos solicitó la inclusión de una cláusula que permita a Israel realizar operaciones militares sólo en defensa propia, mientras que Berri insistió en que primero deben detenerse completamente las operaciones israelíes, dejando la cuestión de los rehenes para una fase posterior de las negociaciones.
El plan también incluye la plena aplicación de la resolución 1701 de la ONU. Esta prevé el fin de las operaciones militares israelíes en el sur del Líbano, el control de la región por el ejército libanés y las fuerzas de la UNIFIL -que incluyen a un millar de italianos- y el regreso de los refugiados. a sus respectivas zonas fronterizas, junto con la reconstrucción de las zonas devastadas. Pero estos puntos quedan en un segundo plano frente a la necesidad de alcanzar un acuerdo inicial para una tregua de tres semanas.
Acerca de esto, Berri está completamente conciente de las dificultades y de las resistencias por la parte israelí. "No obstante las maniobras dilatorias", afirma, "este entendimiento o cualquier cosa similar terminará prevalenciendo porque no existen alternativas reales al fin de las hostilidades", dijo el anciano mediador.
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