El ataque sorpresa sobre el Kursk, contó Syrsky, "ha reducido la amenaza de una ofensiva enemiga. Les hemos impedido actuar. Hemos trasladado los combates a territorio enemigo para que ellos también puedan experimentar lo que nosotros experimentamos todos los días".
Además de evitar que los rusos utilizaran la región de Kursk como trampolín para un nuevo ataque, según Syrsky, la incursión tenía como objetivo desviar las fuerzas rusas de otras zonas, crear una zona de contención e impedir los cañonazos desde el otro lado de la frontera hacia objetivos civiles, tomar prisioneros de guerra y elevar la moral de las tropas ucranianas y de toda la nación.
Moscú, según Syrsky, se vio obligada a trasladar "decenas de miles de tropas, incluidas unidades de paracaídas de asalto", a Kursk.
Desde hace unos días, las fuerzas ucranianas lograron contener el avance ruso hacia Pokrovsk, la ciudad estratégica de la región de Donetsk hacia la que se concentra el empuje ruso desde hace muchas semanas, añadió Syrsky en la entrevista con la CNN.
Syrsky admitió que sus fuerzas llevan mucho tiempo bajo una fuerte presión en Donbass, y especialmente al este de Pokrovsk, a pesar del ataque a la región rusa de Kursk.
Sin embargo, "en los últimos seis días el enemigo no avanzó ni un metro en dirección a Pokrovsk. En otras palabras, nuestra estrategia está funcionando", dijo sobre el ataque al territorio ruso.
"Les hemos quitado la capacidad de maniobrar y desplegar sus refuerzos desde otras direcciones (...) y esta debilidad se sintió significativamente en otras áreas.
"Nos dimos cuenta de que el fuego de artillería, así como la intensidad ofensiva, disminuyeron", dijo el general, jefe del Estado Mayor de Ucrania.
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