El anuncio lo hizo la vicepresidenta de Economía y ministra de Petróleo, ahora de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, haciéndose eco de una decisión de Maduro.
El cambio es "con el propósito de dar un impulso especial a la industria de los hidrocarburos", y crear y promover "una nueva visión integral que abarca nuestras enormes reservas de petróleo, gas, así como la petroquímica y la incorporación de la inteligencia artificial para hacer más eficientes nuestros procesos productivos", dijo la funcionaria.
Venezuela se ufana de poseer las reservas de petróleo más grandes del mundo, con más de 300.000 millones de barriles, lo que alcanzaría para atender por 1.000 años su mercado al ritmo de producción actual.
La mayor parte de este crudo es petróleo extrapesado que necesita costosos procesos industriales y enormes inversiones para darle valor comercial. También exhibe las octavas reservas probadas del mundo de gas natural, libre y asociado a yacimientos petroleros. Pero es uno de los países del mundo que más desperdicia y contamina con este combustible, quemándolo a cielo abierto en los campos petroleros porque no puede hacer nada con él, a falta de instalaciones industriales para procesarlo.
Según Rodríguez, el cambio de nombre del ministerio es un giro estratégico y "Venezuela mira el futuro con gran esperanza porque somos un país potencia energética para el desarrollo nacional".
La industria petrolera venezolana lleva años postrada por falta de inversiones, corrupción y pésima gerencia, a lo que se sumaron desde 2017 las sanciones aplicadas por Estados Unidos a la comercialización de ese petróleo.
Pese a tener bajo el subsuelo esas enormes riquezas, el país sufre una severa crisis energética que lleva más de una década, y se caracteriza por escasez de gasolina, gas natural, diésel y electricidad. También falta el agua corriente en pueblos y ciudades porque las estaciones de bombeo sufren con los constantes apagones y racionamiento de luz.
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