El Elíseo, sin embargo, no lo soporta: "Seguiremos oponiéndonos", aseguró el presidente, Emmanuel Macron, al margen del G20 en Río, en un intento de "tranquilizar" a los sectores agrícolas más enfurecidos, los cuales están a punto de volver a salir a las calles como ya sucedió.
En Bruselas, la diplomacia francesa intentó ampliar la facción de los contrarios también a Italia para cambiar el equilibrio. Pero el Gobierno oscila entre la posición más intransigente del Fratelli d' Italia (FdI) -"tal y como está, el acuerdo no se puede compartir", fue el comentario final del ministro Francesco Lollobrigida- y el compromiso de mediación del viceprimer ministro italiano, Antonio Tajani, a pesar de "los puntos que aún quedan por resolver".
La tercera guerra que asusta a Europa, la guerra comercial temida por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, volvió a poner en el centro de la escena los acuerdos de libre comercio.
Desde hace semanas, los negociadores de la UE están comprometidos para conversar con las contrapartes de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia para encontrar una solución a un acuerdo que no conoce la paz desde hace 25 años.
Puesto sobre la mesa en 1999, cerrado en 2019 y, sin embargo, nunca ratificado, el pacto sigue siendo rechazado por los agricultores europeos, fuertemente subsidiados que denuncian competencia desleal y dumping en beneficio de los productos sudamericanos, a los que también consideran carentes de normas medioambientales, sociales y sanitarias adecuadas como forma de bloquear su ingreso con argumentos para arancelarios..
"Es impensable imponer fuertes restricciones a nuestros productores y luego no pedir a nuestros socios que respeten las mismas exigencias", reiteró el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noel Barrot, expresando una línea también compartida por Lollobrigida.
Para el exponente del FdI, el acuerdo no protege a los productores y las diferencias entre Europa y América Latina -desde el punto de vista económico y medioambiental- son evidentes, con un "sector primario" continental "debilitado" por las crisis geopolíticas que "difícilmente podría soportar el impacto de las importaciones" a precios bajos.
Italia "está a favor" de concluir las negociaciones, pero "todavía hay puntos que no son plenamente satisfactorios" para el Gobierno, señaló, en cambio, Tajani, tratando de cortar de raíz la polémica interna.
El impulso de Madrid y Berlín -reiterado también por el canciller Olaf Scholz, que desde Río reclamó "más acuerdos de libre comercio" ante un mundo que "está cambiando"- sigue siendo fuerte.
El diablo -admitió incluso Ursula von der Leyen- "siempre está en los detalles" y, según fuentes gubernamentales brasileñas citadas por CNN Brasil, "no hay perspectivas de un avance en el G20".
Pero Europa, según las recomendaciones del Comisario de Agricultura saliente, Janusz Wojciechowski, tendrá que "tomar en consideración" las preocupaciones de los agricultores: la movilización francesa ya ha provocado el bloqueo del puente europeo que une Estrasburgo con Alemania y algunos "focos de rabia" en Lyon y Cannet-des-Maures que corren el riesgo de extenderse.
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