Así lo afirma Giorgia Meloni, que sitúa a Italia "con firmeza" junto a Luiz Inácio Lula da Silva y su Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, mientras los delegados trabajan para superar las objeciones de la delegación argentina, a contramano de todas las demás.
Un desafío "entre los más ambiciosos" que sin duda hay que combatir, reiteró la premier, pero sin recurrir a alimentos sintéticos que solo aumentarían la brecha entre países ricos y pobres, entre el norte y el sur del mundo que, por el contrario, tienen destinos "interconectados" y deben mantener el hilo del "diálogo".
Para Meloni, el G20 de Río es la continuación ideal del G7 de Apulia, sobre todo en el intento de abrir el encuentro a ese Sur Global con el que es necesario evitar, según el razonamiento de la delegación italiana, divisiones, especialmente en un momento tan delicado para los equilibrios geopolíticos.
Frente a los líderes, la primera ministra italiana reivindicó la "cooperación" entre los dos formatos internacionales como una herramienta "decisiva" para abordar los problemas comunes, empezando por el hambre y la pobreza, que se agravan cuando "los escenarios de crisis se multiplican".
Como sucedió con la agresión rusa en Kiev, cuando el trigo se convirtió en un "instrumento de guerra". Como ocurre en Medio Oriente, donde Italia lanzó la iniciativa Alimentos para Gaza precisamente para apoyar a la población palestina con "47 toneladas de productos de primera necesidad".
El primer día de la cumbre para la primera ministra es también una oportunidad para algunos encuentros bilaterales oficiales, así como para una serie de contactos informales ("está hablando con todos", dice su gente), mientras aún no finalizaron las negociaciones sobre la declaración final.
Con la mirada puesta en los resultados de las elecciones administrativas y en la evolución de las negociaciones para la nueva Comisión Europea -en las que están en juego no solo Raffaele Fitto, sino también la española Teresa Ribera- Meloni se centra, sin embargo, en particular sobre Africa y en el Plan Mattei, "pilares" de su política exterior.
Pide a su par de Canadá, Justin Trudeau, que no olvide el continente africano entre las prioridades del G7 en la próxima presidencia canadiense, en un gesto ideal de relevo. Y también analiza la situación con el príncipe heredero de Abu Dabi, jeque Khaled bin Mohamed bin Zayed Al Nahyan, con quien organiza un foro de negocios entre empresas italianas y emiratíes activas en países africanos. Y si con el primer ministro canadiense Meloni ya evaluó el Plan de Acción para una cooperación reforzada, firmado en Apulia y que ya está activo en el frente de la inteligencia artificial, el espacio y los materiales críticos, la premier italiana firmó otro con su amigo, el primer ministro indio, Narendra Modi.
El acuerdo ya existía, pero aún quedaban por ultimar los últimos detalles de un plan de acción que pretende reforzar la colaboración a "360 grados", económica, científica, en inteligencia artificial, pero también en cultura y turismo.
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