"¿Cómo se explica Mastroianni? Eh... - suspira Argentero - Es un símbolo, un actor que ha hecho la historia de nuestro cine, pero que, tal vez junto con Loren, se ha convertido también en una forma de contar nuestro país al extranjero".
Se trata de una coproducción de Surf Film S.r.l. - Dean Film S.r.l. - Luce Cinecittà S.p.a. con la participación de Rai Documentari, donde el actor, nacido en Fontana Liri, hijo de un carpintero y de un empleado, es homenajeado desde un ángulo inédito y con un tono lo más "understatement" (atenuado) posible, como era su naturaleza.
Entre materiales de archivo, imágenes detrás del escenario filmadas en sus sets, canciones cinematográficas y videos privados, Argentero recorre su vida aventurera y su extraordinaria carrera con una joven asistente de edición (Barbara Venturato).
"Es una manera de rendir homenaje, en mi pequeño sentido, a un intérprete que es un punto de referencia para todos los que ejercen esta profesión", dijo en diálogo con ANSA.
"Mastroianni tenía un modo de actuar absolutamente moderno y contemporáneo. Muchos actores de esa generación ya estaban muy por delante. Pienso también en Ugo Tognazzi. Él también logró traer al mundo el llamado Made in Italy y contribuyó, en mi opinión, a crear el mito de Italia. Es una gran parte de nuestra historia y cultura", agregó Argentero.
Desde su debut en el teatro con Luchino Visconti (y Vittorio Gassman ayudándolo con las líneas en el camerino), en 150 películas Mastroianni trabajó con todos los grandes, de Monicelli a Scola, Antonioni y Ferrei. Federico Fellini lo eligió como su alter ego y lo consagró en obras maestras como "La Dolce Vita" y "Ocho y medio".
Luego están todas sus mujeres, en el rodaje y en la vida, desde Sophia Loren, que se convertirá casi en una hermana y con la que realizó doce películas (desde "Una giornata particolare" a "Matrimono all'italiana"), pasando por su esposa Flora Carabella, Ursula Andress, Anita Ekberg, Faye Dunaway, Catherine Denevue, sus hijas Chiara y Barbara y Anna Maria Tatò.
También están sus vicios y virtudes, desde la "telefonía" hasta la comida, son un tema "muy serio" para él.
Y además el capítulo menos conocido de ese musical que tenía muchas ganas de hacer con Garinei y Giovannini, "Ciao Rudy", dedicado a Rodolfo Valentino.
Cuando se le pregunta a Argentero si tiene algo en común con Mastroianni, afirma que se reconoce un poco "en cierto tipo de cortesía, en intentar ser no sólo buenos profesionales, sino también personas buenas, educadas, amables. Por ejemplo, atentos a los socios con los que trabajas".
Un capítulo del documental está dedicado al estrellato y a esa imagen de "latin lover" que, gracias a algunos papeles y también a las columnas de chismes, persiguió a Mastroianni por todo el mundo.
"Es el trabajo del actor el que puede proyectar sobre ti una idea del público que no corresponde a la realidad - comenta - En el documental hay una entrevista en la televisión estadounidense en la que lo explica bien. Es como cuando me preguntan cómo se siente ser un símbolo sexual. No es que te despiertas por la mañana, te miras al espejo y dices 'oh Dios, soy un símbolo sexual'. Lo escriben los diarios. ¿Por qué envidio a Mastroianni? Las grandes sociedades, como la de Fellini.
Convertirse en némesis de un gran director seguramente le da gran valor a tu carrera de actor. Me vienen a la mente Paolo Sorrentino y Tony Servillo".
Sobre si le gustaría interpretar algunos de los papeles que hizo Mastroianni, Argentero, admitió que "la mitad de sus roles, los haría encantado".
"Pero no una remake -sonríe-. Hay que evitarlas como la peste, así como las biografías".
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