"Mi padre murió cuando yo tenía veinticuatro años, es una frustración enorme, todos los días podría hablar de él, '¡viste lo guapo que está en esta foto!', pero no puedo molestar a la gente con mi nostalgia.
Logré encarnar a mi papá sin dolor.
Fue
la sesión de espiritismo más hermosa posible", sostuvo la
actriz, de 52 años, en Cannes, donde compite "Marcello Mio", de
Christophe Honoré, en el que se interpreta a sí misma presa de
un deseo inmoderado y obsesivo de representar a su padre,
asumiendo su papel.
En la película, que se estrena con Lucky Red desde el 23 de
mayo, también está la madre, Catherine Deneuve, que, sobre uno
de los momentos más bellos de la película, cuando abraza a su
hija, que ahora es más Marcello que Chiara, dice: "Eso fue un
momento realmente conmovedor, lleno de emociones y recuerdos".
Y Chiara vuelve sobre "Marcello Mio": "La película está
llena de autoironía. No queríamos hacer nada sentimental,
distante, frío, sobre todo cuando hablamos de mi padre, que era
tan cercano a la gente".
Un tono ligero confirmado también por el director: "Tomé
todo como un juego para no dejarme invadir por la emoción. Soy
lo suficientemente dramático en la vida como para no serlo en el
cine. Quería evitar caer en la nostalgia y el patetismo".
"No habría sido generoso de mi parte. Quería utilizar la
película como una especie de psicoanálisis - continúa Christophe
Honoré - para transformar la emoción en algo vibrante y, sobre
todo, para no ser complaciente".
"Cuando Christophe me propuso el proyecto sobre el papel, me
pareció aburrido, pero cuando leí el guión encontré genialidad y
originalidad y acepté", dijo Deneuve.
¿Pero quién es realmente Chiara Mastroianni en esta
película?
"Yo diría que es un personaje basado en una persona real:
yo. Pero sigue siendo un personaje. En la vida nunca me he hecho
pasar por mi padre, no he salido a la calle disfrazada de él. A
veces, es verdad, sentí ganas de ir más allá en ese parecido
físico del que tanto me hablaban. A los dieciséis años, por
ejemplo, me corté el pelo para parecerme más a él, pero de todas
formas no obtuve el resultado deseado, esta metamorfosis de mi
carácter, la comprendo íntimamente, es como si Christophe
tuviera acceso a mi inconsciente".
Pero la nostalgia está ahí y es mucha, por parte de la hija
de Mastroianni y Catherine Denevue.
"Tengo una relación morbosa con las viejas fotos de los
paparazzi. Imágenes que a menudo se asocian con recuerdos de
infancia muy violentos. En Italia, los paparazzi son
particularmente intrusivos , te empujan, te lanzan solo para
robarte una imagen. En mi familia, quizás también por eso se
tomaron muy pocas fotos, así que casi no tengo imágenes
personales de mi infancia con mi padre. Hoy estoy muy apegada a
esas imágenes que nos robaron. Me traumatizaron en su momento -
concluyó - y ahora estoy feliz de que existan".
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