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Adiós a Antonella Lualdi, una diva discreta

En los 50 fue tan popular como Sofía Loren o Gina Lollobrigida.

ROMA 10 AGO -, 10 agosto 2023, 11:12

Redaccion ANSA

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La actriz junto a Clark Gable. - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

(ANSA) ROMA - Por Giorgio Gosetti Antonella Lualdi, una dama reservada del cine italiano que rivalizó en popularidad con Sophia Loren y Gina Lollobrigida entre los años 50 y 60, falleció hoy.
    Lualdi (Antonietta De Pascale) nació en Beirut el 6 de julio de 1931 por pura casualidad: su padre, ingeniero civil, estaba fuera por la construcción de un puente, se casó con una mujer griega, se llevará a la familia del Líbano a Alepo para regresar permanentemente a Italia solo al final de la guerra mundial.
    Allí la joven hizo sus primeros ensayos en el teatro, pero unas cuantas fotos circularon en las revistas y la revista Hollywood, en 1949, lanzó un concurso para encontrarle el nombre artístico que mantendría a lo largo de su carrera.
    Llegó a Cinecittà ese mismo año en el plató de "Prince of Foxes" donde Orson Welles encarna al malvado César Borgia, pero fue Mario Mattoli quien la convirtió en protagonista con el lacrimógeno "Signorinella", rodado al natural, según las reglas del neorrealismo, pero avalado por un elenco de veteranos del cine y el teatro.
    En un instante, la tímida y temerosa chica de dieciocho años se encuentra en el centro de atención y al año siguiente, con "Canzoni per le Strade", de Mario Landi, se convierte en un ícono del espectáculo popular.
    Su pareja en el film fue Luciano Tajoli (cantante de éxito, siempre enamorado de la gran pantalla) y la película es recordada como un ejemplo de neorrealismo de apéndice, dedicado a historias realistas, llenas de melodrama, con melodías pegadizas que todos cantan.
    Para Antonella, sin embargo, ese set tuvo un aspecto privado mucho más importante: conoció a Franco Interlenghi, el protagonista de "Sciuscià", que fue el hombre de su vida y se casó con ella en 1955. Entre pasiones y tempestades, la pareja permaneció unida hasta su muerte (en 2015), también unidos por dos hijos, Antonellina y Stella.
    En los años 50, cuando el cine popular del período fue revaluado también por la crítica, al consenso del público para Antonella Lualdi se unió el de la crítica y títulos como "È più facile che un cammello…", "È arrivato l'accordatore", "La cieca di Sorrento", "Solo per te Lucia" y "Canzoni, canzoni, canzoni" le depararon una década rica en satisfacciones.
    Se hizo amiga de Totò y de Federico Fellini, forjó el carácter de actriz, frecuentó los cafés de escritores y artistas. En realidad buscaba una dimensión diferente y encontró confirmación en autores de mayor profundidad.
    Lattuada la quiso en "Il cappotto", Rossellini en "Amori di mezzo secolo", Lizzani en "Cronach di poveri amanti". A menudo formó pareja con Interlenghi, desde "Padri e figli", de Mario Monicelli hasta "Gli innamorati e giovani mariti", de Mauro Bolognini (para ella un verdadero Pigmalión). De hecho, en "La notte brava" (1959) cambiará el personaje de Antonella convirtiéndola en una prostituta curtida por la vida, pero decidida a vivir a pesar de todo.
    Mientras tanto, la joven diva también tuvo sus ensayos en el extranjero con Christian Jacque, Yves Allegret y Errol Flynn (el inacabado Guillermo Tell) y fue Claude Chabrol quien le abrió las puertas del joven cine francés con la bella "A Double Tour", en 1959.
    A lo largo de la década de 1960 en Italia se movió de un plató a otro con Vittorio Cottafavi ("I cento cavaliri), Franco Brusati (Il disordine), Ettore Scola (Se permettete parliamo di donne), Giovanni Grimaldi (Un caso di coscienza, 1969). No dejará de premiar con su celebridad al cine más popular, pero comenzó a mirar hacia otro lado, reduciendo sus apariciones en el cine.
    Frecuenta la redacción del semanario "Sorrisi e Canzoni" y, en el mismo edificio, descubre la discográfica CAM para la que graba una canción arreglada por Stelvio Cipriani que se convertirá en su gran amigo.
    La pasión por la música nunca la dejará con una densa discografía que va de la mano de algunas películas elegidas por la pasión o la amistad como "Una spina nel cuore" de Lattuada o "La bella sociedad" de Gian Paolo Cugno, su última aparición en 2009.
    Todo esto se disuelve ahora en la memoria de Antonella Lualdi, reina del cine italiano: una mujer ingeniosa y dinámica, curiosa y nunca prisionera del pasado, una actriz sensible y adelantada a su tiempo.
   

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