Las transparencias centelleantes del cristal de Murano se yuxtaponen con las obras de artistas como James Whistler y John Singer Sargent durante sus estancias en Venecia.
En el Seaport Museum en Mystic Connecticut, el museo marino más grande de Estados Unidos, una exposición destaca el diálogo artístico a través del Atlántico entre la joven nación estadounidense y la Italia recién unificada.
Los viajeros y artistas estadounidenses en Venecia durante este período se encontraron no solo con una ciudad flotante de palacios, museos e iglesias, sino también con innumerables escaparates llenos de ejemplos del arte en vidrio veneciano.
La productividad de Murano, nacida en el siglo XIII, se disparó entre 1860 y 1915. Este renacimiento -dicen los organizadores de la exposición organizada por el Smithsonian- coincidió con la popularidad de Venecia como parada fundamental del Grand Tour en unos años en los que el gusto de los clientes estadounidenses pasó de una relativa ambivalencia hacia aquellos que antes se consideraban souvenirs exóticos a su apreciación como símbolo de creatividad y modernidad.
Sargent, que nació en Florencia, llegó a Venecia en 1880 y creó algunas de sus pinturas más significativas en esos años, incluida una monumental "Mujer veneciana" (ahora en el Museo de Arte de Cincinnati) que representa a uno de los fabricantes de "perlas de vidrio".
Para Whistler, que llegó en 1879 tras dejar Londres en polémica con John Ruskin, Venecia era un lugar de gran belleza donde "grandes cuadros te miran a la cara mirándote a los ojos", pero también donde, tras bambalinas, humildes trabajadores venecianos poblaban la ciudad: gondoleros, portadores de agua, pero también sopladores de vidrio y los incrustadores de cuentas.
Numerosos visitantes extranjeros completaron el itinerario veneciano con la visita a las vidrieras.
La exposición se centra en el vidrio creado cuando los turistas y artistas estadounidenses comenzaron a notar las novedades que salían de los hornos antes de que el estallido de la Primera Guerra Mundial detuviera el comercio y el turismo.
Muchas de las formas y motivos de los jarrones adquiridos en su momento por coleccionistas como Isabella Stewart Gardner, de Boston, y el empresario -farmacéutico y luego de seguros e inmobiliario- John Gellatly, que donó su colección al Smithsonian en 1929, siguen en producción con dinastías de vidrieros como los Seguso, los Barovier y los Morettis que continúan realizando objetos y produciendo generaciones de artistas hasta el día de hoy.
La exposición presenta, además de los Sargent y los Whistler, también las obras de otros contemporáneos activos en Venecia como Thomas Moran, Robert Frederick Blum, Maurice Prendergast y Maxfield Parrish.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA