Barbra Streisand, la mujer alguna vez desdeñada por la industria de Hollywood porque se negaba a hacerse una cirugía de nariz, es un ejemplo de esfuerzo y determinación, que brilló como actriz y cantante a lo largo de toda su carrera y llegó a los 80 años como una diva discreta.
El último e irónico homenaje se lo rindió Paul Thomas Anderson en "Licorice Pizza", cuando Bradley Cooper (como Jon Peters), el peluquero de la Estrella de Hollywood convertida en productora de éxitos de taquilla cinematográfico, hace una broma sobre su entonces pareja, Barbra Streisand: "¿Crees que tengo mal genio? ¿Alguna vez la has visto enojada?".
Se trata de una historia de los 70 y es solo un pequeño punto en la vida de una verdadera leyenda.
El año pasado lanzó su último álbum, "Release Me 2 "y ahora está ocupada terminando su autobiografía. Mientras tanto, disfruta de la familia, junto a su esposo, James Brolin, con quien lleva casada 23 años y con sus nietos, después de toda una vida sentimental de novela, con un matrimonio (con Elliot Gould) y una serie de relaciones reales o supuestas y coqueteos con estrellas de ambos géneros e incluso rumores sobre el príncipe Carlos y Bill Clinton.
En su carrera de sesenta años, la actriz, nacida el 24 de abril de 1942, devino en algo más que una diva, pues fue una de las primeras mujeres a asumir un papel de gran influencia en el mundo del espectáculo y más, dada su gran actividad como simpatizante del Partido Demócrata, con importantes recolecciones de fondos.
En 1983, con "Yentl", fue la primera mujer en escribir, dirigir, producir y realizar una película para una de las principales productoras de Hollywood, la culminación de un camino que, tras los éxitos en la gran pantalla de los años 70, la habían visto imponer a la industria el control sobre su carrera.
Streisand es parte del pequeño círculo de EGOT, los artistas que han ganado los premios más importantes: Oscars, Grammys, Emmys, Tonys, por no hablar de los once Globos de Oro y los más de 150 millones de discos vendidos.
Una carrera inimitable, construida sobre una voz inconfundible, perfectamente equilibrada entre Broadway y el Pop y modelada en el estilo de Judy Garland, un mito con el que también colaboró.
La niña judía que había perdido a su padre demasiado pronto y que en los albores de los años 60 actuaba en clubes gay en Nueva York - Streisand es un ícono para el mundo gay (cabe recordar la película "In and Out") - empleó poco para convertirse en una estrella, pues ya con su primer disco ganó dos premios Grammy.
Y en el momento de la llamada "invasión británica" colocó tres discos en los primeros tres lugares de la tabla mientras ya estaba nominada al Tony por "Funny Girl", cuya adaptación firmada por William Wyler le valió el Oscar a la mejor actriz protagonista en 1969, ex aequo con Katharine Hepburn.
El segundo lo ganó en 1977 a la mejor canción, con "Evergreen" de "A Star is Born", de la que fue protagonista junto a Kris Kristofferson.
Combinar películas taquilleras con grandes éxitos es un elemento constante de su carrera. Basta pensar en los triunfos comerciales de "They way we were", canción principal de "Come we were", la comedia que hizo llorar a generaciones con la complicidad de Robert Redford.
Hay muy pocos artistas que lograron mantener la doble carrera con el mismo éxito sin perder nada de su credibilidad y todo sumado a esa aura inalcanzable que emana de una personalidad muy fuerte y con una habilidad formidable: todavía hoy "People" es una canción que tiene la impronta de los clásicos.
Pero, sobre todo, la suya es la sensacional historia de afirmación personal de una mujer que empezó de la nada en la carrera como en la vida y llegó a hacer sus propias elecciones, en un mundo que vio un papel completamente diferente para el universo femenino.
Tener tal historia a sus espaldas puede también permitirse mirar el tiempo con cierta serenidad que pasa: también porque en 2009 gracias a "Love is the answer", que llegó a lo más alto de la clasificación, se convirtió en la primera artista femenina que lanzó un álbum número uno por cinco décadas consecutivas, desde los '60 hasta el 2000.
Y mientras tanto, también volvió a la exitosa comedia protagonizada por Ben Stiller, Dustin Hoffman y Robert De Niro en la saga familiar "Los Fockers: la familia de mi esposo" (2004).
Algo es seguro: quien la tome como modelo tendrá una vida dura para superar sus resultados.
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