Con espíritu de nostalgia se celebrará el 60 aniversario del Piper, el club de Via Tagliamento en Roma que representa un fenómeno único en la historia de las costumbres de Italia.
La trayectoria que transforma un lugar revolucionario en una fábrica de recuerdos es casi inevitable: aquellas canciones que en su momento fueron la banda sonora de un acontecimiento de época como el descubrimiento de la "juventud" y que impusieron el mundo beat, el mítico "ye ye", nuevos bailes, nuevas modas, en fin el universo juvenil por primera vez completamente nuevo respecto a las generaciones anteriores- Esas canciones son nostalgia hoy, sobre todo en un país no acostumbrado a construir mitos sobre su propia cultura del entretenimiento.
Italia tiene una gran historia de clubes nocturnos a sus espaldas, quizá poco contada en sus formidables implicaciones, pero en cuanto a clubes-laboratorio del Nuevo Mundo, el Piper no tiene comparaciones ni paralelos. O más bien el Piper de los años 60 y 70 porque su historia posterior es la de un local que gozó de la merecida fama que adquirió y que de hecho vivió entre veladas de discoteca y conciertos, sobre todo en los años 80 y 90.
Los que llevan muchos años involucrado en la música recuerdan, por ejemplo, a los amigos de la industria discográfica que rogaban por ir a escuchar el concierto de una desconocida chica americana con el engorroso nombre: Madonna.
Desde su apertura el 17 de febrero de 1965, el Piper de Via Tagliamento en Roma ha sido para Italia exactamente lo que otros clubs han sido para el Swingin London o para Nueva York, San Francisco y Los Ángeles: un lugar de encuentro donde los nuevos jóvenes, los "longhairs", lejos de los "matusa", podían encontrar finalmente un lugar para escuchar en directo a los grupos beat, donde los fans se dividían entre el Equipe 84 y los Rokes, los más famosos, junto con Mal of the Primitives, de esa gran colonia de emigrantes ingleses que no habían triunfado en su patria y habían buscado y encontrado fortuna y un hogar en Italia.
Feliz excepción Pick Whiters, baterista de los Primitives quien después de Mal regresó a casa para unirse a Dire Straits.
Al Piper iban todos: desde Moravia a Schifano pasando por cualquier jovencito, la única regla era que había que mirar, para las chicas la minifalda era obligatoria, había quienes iban al sastre para conseguir los pantalones adecuados ahorrando y quienes compraban cosas de moda en Carnaby Street: luego estaban los Collettoni y los Collettine, los bailarines de Rita Pavone entre los que se encontraban Renato Zero y Loredana Bertè, y luego la sala estaba dominada por Mita Medici y Patty Pravo, la "chica Piper" pero hay un mundo de personajes importantes que vivieron su novela de mayoría de edad en ese salón.
Y luego los legendarios conciertos de Pink Floyd, Procol Harum, los Byrds, los primeros grupos progresivos italianos, la rivalidad con el Titan, el club más rock y alternativo, el de las legendarias "jam sessions" de Jimi Hendrix, después de los conciertos en el Teatro Brancaccio... aquellos años fueron formidables.
Para celebrarlo, hoy habrá una fiesta con los DJ's históricos del club, la orquesta de Alberto Laurenti tocando clásicos de los años 60, chicas vestidas con looks de época, y el inevitable desfile de celebridades.
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